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lunes, 20 de diciembre de 2021

No te quedes mirando

Vivía en un piso pequeño de una céntrica calle gris de Madrid, uno de esos con apenas una o dos habitaciones y un salón del tamaño de un dormitorio y una cocina que más bien parecía un zulo donde hubieran tenido a alguien secuestrado y lo hubiesen convertido en cocina. El baño, no mucho más grande que todo lo demás, daba a un patio interior. Desde ahí podía oír y ver a todos los vecinos, cotillear que hacían, que se decían..., sobre todo les oía discutir y a veces me despertaban y me daban ganas de mandarles a tomar culo, más cuando discutían desde bien temprano, ese era su desayuno, pelear. Me levantaba de mala gana y me metía en la ducha, no lo hacía por ganas, sino por no oirles con el ruido de la ducha, aunque era dificil no hacerlo; al salir de la ducha abría la pequeña ventana que daba al patio interior y asomaba la cabeza aprovechando que en las primeras horas de la mañana daba el sol, y de paso la veía a ella, veía a Bea, mi vecina de enfrente, baño con baño, ventana con ventana.

Bea llevaba siendo mi vecina de enfrente un par de años, se mudó unos meses después que yo, así que la veo desde el primer día, y desde ese primer día me tiene loco. Bea es una morenaza  de treinta y tantos calculo yo, guapísima, de pelo negro y largo, de ojos azules y labios rojo pasión a la que intento ver cada mañana, algunas lo consigo. Veo su silueta desnuda, una silueta estilizada que se contonea al pasar por la ventana, una ventana con un efecto esmeralda o lluvia que apenas me deja verla como me gustaría. Ella sabe que la miro, me ve y no parece importarle, porque no me ha dicho nada, no ha puesto el grito en el cielo; más bien todo lo contrario, a veces pasa y mira, me mira y se para con una toalla o no sé qué, tapando sus pechos y dejando que adivine la silueta de su espalda y algó más, que inevitablemente me excita. Empalmado y mojado suspiro para aliviar la excitación, aunque de poco y nada me sirve. Seguro que lo sabe, me mira y sonríe, lo puedo adivinar. Esto se ha convertido en un juego que le gusta, y a mi también.

Uno de esos días en los me la quedaba mirando por la ventana, me sorprendió al quedarse parada en la ventana y solamente tapada ligeramente por una toalla, me vocalizó en silencio: 

"No te quedes mirando"

Y ante mi cara atónita de embobado, cerró y desapareció. No sé que me impresionó más, si verla medio desnuda o el mensaje que no terminaba de saber si lo había entendido bien. ¿Que no me quede mirando?, ¿qué quería que hiciera?, ¿era una invitación para ir a su piso?, ¿sería eso?. Me quedé tan petrificado que literal y fisicamente me quedé helado, tanto que la consabida erección que me provocaba menguó notablemente. Su piso quedaba al otro lado de los ascensores, no era dificil dar con él, la cuestión era si ir y dar el pelotazo del año o quedar como un gilipollas tanto si iba como si no. ¡No te quedes mirando, joder!. No me quedaría mirando, me vestí, me peiné, me perfumé y con más nervios que vergüenza, y con las pelotas como dos conguitos de pequeñas, me planté en su puerta.
 
Al llegar a su casa, me paré y respiré en silencio, no sabía si ella estaría detrás de la puerta y me estaría escuchando, o peor aún, viéndome por la mirilla, descojonada de mi. No sabía que diría cuando abriese la puerta, no la conocía de nada, nunca habíamos hablado, simplemente la veía pasar. No lo pensé más, llamé y esperé, ella vestida solo con un albornoz abrió y sonrió divertida, como si supiera que iba a ir, o porque sabía que me manipulaba como a un títere entre sus manos. 
 
-No me quedé mirando- la dije. Aquello dentro de mi cabeza sonó como si se lo dijera un niño. Muy cutre para un tío con pelos en los huevos.
 
-Pasa, no te quedes ahí. Ponte cómodo, voy a vestirme, no tardo - me dijo con toda la normalidad del mundo, como si no fuera la primera vez que estoy en su casa. 
 
Su casa era como la mía, el mismo tamaño, la diferencia es que en la suya estaba todo al lado contrario de la mía, y por su puesto mejor decorada y más ordenada que la mía. Me quedé esperando en el pequeño salón con la puerta abierta. Bea se fue a su cuarto, y sin cerrar su puerta, se quito el albornoz y lo dejó en la cama. Yo desde el salon pude verlo todo, la veía a ella desnuda, no llevaba nada debajo. De espaldas a mi me dejeba verlo todo, pude adivinar entre sus piernas que no se depilaba. Suspiros en silencio y excitación. Trago saliva en un intento de controlarla mientras ella nada más que se pone un vestido fino de color azul cielo. Su cuerpo vestido de azul cielo me provoca mucho calor. 
 
Salió de la habitación y fue a la cocina a por un par de cervezas, al entrar me encontró sentado en su sofa con el móvil en la mano, en un inútil intento de normalidad y disimulo tras haberla visto desnuda. Se sentó a mi lado con su vestido azul cielo, las cervezas y nada más. Me dio una, estaba bien fría, lo cual agradecí, ayudaría a apaciguar mi estado. 
 
-Sé que me miras- dijo ella sonriendo.
 
-No puedo negarlo- le dije. -Me gustas mucho desde el primer día que te vi y no puedo evitar verte cada mañana, aunque algunas no lo consigo. Creo que cuando voy a verte ya no estas-.
 
-No pasa nada- dijo ella, dejando una mano sobre mi pierna. Pareciera que con ella nunca pasa nada, da la impresión de que con ella todo es normal. -No me importa que me mires, me gusta, pero solo tú. Y sé que lo haces desnudo, eso me excita-.
 
Excitado estaba yo, excitado y nervioso, no sabía donde meterme, y su mano sobre mi pierna no llamaba a la calma. Ella sabía que yo no daría el primer paso, o al menos sabía que me costaría bastante, y es que una cosa era fantasear con ella, y otra tenerla a mi lado, tapada solo por un vestido. Dejó su cerveza en la mesa, e hizo lo mismo con la mía, y horcajadas se sentó sobre mi regazo empalmado. 
 
-Sé lo que quieres- me dijo, y casi sin dejarme reaccionar, me besó,  y yo me dejé llevar por ese beso. Abracé su cintura olvidándome del vestido azul cielo y mis manos enlazaron su cintura desnuda. Sus muslos eran suaves y cálidos, al igual que sus labios y su lengua que me devoraba. 
 
No sé si era yo o allí hacía calor, pero en un momento de respiro que ella me dio, me quité la chaqueta, al tiempo que ella se quitaba el vestido, dejando a la vista aquel cuerpo desnudo que tantas veces vi en penumbras y que más que ver, me tuve que imaginar. Divertida como una niña juguetona, me desabrochó la camisa y el pantalón, y con su mano en mi bragueta nos volvimos a besar, instintivamente mis manos taparon sus pechos pequeños y juguetones que no me privé de saborear, la agitada respiración de ambos llenaba el pequeño salón. Bea se levantó y tiró de mi llevándome a su pequeña habitación solo iluminada por la luz de la calle, allí terminó de bajarme el pantalón y dejarme como tantas veces la había visto desde mi baño, desnudo, sudoroso y empalmado. Entre besos, jugó con mi erección cada vez más pronunciada, jugaba con ella entre sus manos, la acariciaba y la apretaba, la hacía arder, y entre la llama de sus manos la besaba y entre sus labios la hacía desaparecer hasta su garganta. Con la respiración entrecortada Bea se dejó caer en la cama y con las piernas abiertas, sin dejarme nada a la imaginación, me dijo:
 
-No te quedes mirando.


domingo, 12 de diciembre de 2021

Post de silencio por Anne Rice (1941-2921) D.E.P


 OBRAS:

- Crónicas vampíricas.- 
  • Entrevista con el vampiro - 1976
  • Lestat el vampiro - 1985
  • La reina de los condenados - 1988
  • El ladrón de cuerpos - 1992
  • Memnoch el diablo - 1995
  • Armand el vampiro / Pandora - 1998
  • Vittorio el vampiro - 1999
  • Merrick - 2000
  • Sangre y oro - 2001
  • El Santuario - 2002
  • Cántico de sangre - 2003
  • Principe Lestat - 2014
  • Principe Lestat y los reinos de la Atlántida - 2016
  • La comunidad de la sangre - 2018

- Las Brujas de Mayfair.-

  • La hora de las brujas - 1990
  • La voz del diablo - 1993
  • Taltos - 1994

- Ramsés El Maldito.-

  • La momia o Ramsés el maldito
  • Ramsés el maldito: La pasión de Cleopatra - 2017

 - Trilogía El Mesías.-

  • El Mesías: El niño judío - 2005
  • El Mesías: Camino a Caná - 2008
  • Christ The Lord: The Kingdom of Heaven

- Crónicas Angélicas.- 

  • La hora del Ángel - 2009
  • La prueba del Ángel - 2010 

- Crónicas del lobo.- 

  • El Don del Lobo - 2012
  • Los Lobos del Invierno - 2013 

- Obras escritas bajo el seudónimo A.N. Roquelaure.-

  • El rapto de la Bella Durmiente - 1983 
  • El castigo de la Bella Durmiente - 1984
  • La liberación de la Bella Durmiente - 1985
  • El reino de la Bella Durmiente - 2015

- Obras escritas bajo el seudónimo de Anne Rampling.- 

  • Hacia el Edén - 1985
  • Belinda - 1986

- Novelas sin secuelas.-

  • La noche de todos los santos - 1979
  • Un grito al cielo - 1982
  • El sirviente de los huesos - 1996
  • Violín - 1997

- Ficción Corta.-

  • October 4th, 1948 - 1965
  • Nicholas & Jean -  1966
  • The master of Rampling Gate - 1984 

- Autobiografía.-

  • Called Out of Darkness: A Spiritual Confession -2008

sábado, 4 de diciembre de 2021

No preguntes quien mató a Batman

Ciudad de Gotham o Gotham City, 8:05 de la mañana. 

Hace un rato que salió el sol en la ciudad, y yo sigo en la cama, la resaca me hace sentir que la cabeza pesa más de lo que debería, me cuesta reaccionar, y ya llego tarde al trabajo. Golpean dos veces en la puerta de mi minúsculo apartamento, me cuesta tanto responder que dudo que quien llama me haya escuchado. Sobre se cuela por debajo de mi puerta, quien quiera que llamase se ha ido, y a mi todavía me cuesta pensar. Me levanto lenta y pesadamente, es como si pesase veinte o treinta kilos más, a pesar de esos kilos de resaca que ahora me sobran, consigo levantarme y arrastrarme paso a paso hasta el sobre que recojo como si fuese mi anciano padre, pero con menos agilidad que él. El sobre es fino, no parece tener una gran carta en su interior, dudo mucho que sea de amor; tampoco veo seña alguna sobre él, no trae nombre alguno, ni mío ni de quien me la manda, probablemente sea una chaladura de los muchos colgados que hay en la ciudad, está llena de grillados que bien podrían estar en Arkham City, pero no hay sitio para tantos. La abro sin esperar gran cosa de ella, lo hago más por curiosidad, por saber que gilipollez me han mandado, del sobre saco una pequeña hoja, no más de medio folio en el que leo:

"No preguntes quien mató a Batman".

¿Qué?, no entiendo nada, ¿qué majadero ha escrito esto?. Sea quien sea tiene buena letra, estilizada, sin saltos entre letras, parece de alguien refinado y de buen gusto, demasiado para ser un chalado, y en el pequeño folio aparece el logo del justiciero enmasacarado. Parece una broma, y el logo podría haberlo comprado, falsificado e incluso robado cualquiera, la batmanía está servida en la ciudad, y esto podría ser obra de cualquiera, otra broma más de la gente que juega con la policia de Gotham. Dejo la nota y el sobre en la mesa del salón, no tiene pinta de ser algo que deba de tomar en serio, todo lo contrario que la razón que debo dar a mis superiores esta mañana en la que me va a tocar chupar turno extra por llegar super tarde. Mejor me hago un café bien cargado, que buena falta me hace.

En la cocina enciendo la pequeña tele del año 3 después de Cristo para ver las noticias de siempre mientras me hago el café. En la tele dan las noticias, pura felicidad; en lo que me hago el café, dan una noticia que me hace reaccionar y despertar de un sobresalto, tanto que ni siquiera sé si estoy haciendo bien el café. En ella están diciendo que esta mañana ha aparecido un hombre colgado del puente de Gotham. El puente une a la ciudad con Metropolis, y justo en medio fue encontrado el hombre. La noticia en sí es horrible pero no algo exclusivo, por si misma sería una más de las que lamentablemente hay en el mundo; lo que la hace significativa es que ese hombre iba vestido de ¡Batman!. El veterano reportero de noticias comenta que según fuentes no oficiales el traje no parece ser un mero disfraz, ¡dicen que es auténtico!. ¿Será que realmente alguien ha matado a Batman?.

¡La nota!.

La escueta nota del sobre me viene a la cabeza en lo que la cafeína empieza a correr por mis venas, ¿y si no es casualidad?, ¿y si no es una burda broma de un sonado?. La noticia corre como la espuma por la pequeña ciudad, enseguida está en boca de todos. Puede ser la mayor locura que haya recorrido la ciudad hasta ahora. 

Sé que me va a caer una buena bronca, y me la voy a tener que comer sin rechistar, pero he de ir a la comisaría cuanto antes, la nota no puede ser una anécdota más. Me visto rápido, y aunque seguro que me olvido de algo, no me dejo la nota que guardo dentro de un plástico tocándola lo menos posible y salgo a paso ligero a la calle. Parece un día normal, pero en el aire se huele que no lo es, no sé si se masca la tensión o soy yo quien la rezuma por los poros. Llego a la comisaría, en ella un buen revuelo, seguro que es por la noticia de Batman, sin dejar ni quitarme nada voy directo al despacho del comisario Gordon a quien oigo dar órdenes sin para, seguro que no es el mejor día para llegar tarde. Llamo a su puerta y entro sin esperar respuesta, aunque su cara en dirección a la mía lo dice todo, casi me mata con ella. 

__ ¡O`Neil, llegas tarde! __ no tengo disculpa ni excusa, así que directamente y sin decir nada le muestro el sobre dentro del plastico esperando que esto deje a un lado mi retraso y lo olvide. 

__ ¿Qué es esto? __ pregunta molesto. 

__ Es una nota que me dejaron esta mañana por debajo de la puerta, no sé quien fue, no me dio tiempo a llegar a la puerta. Mire lo que dice. __ La nota le dejó en silencio por un momento, un momento que duró hasta que dijo: __Seguro que estabas en la cama durmiento la mona__.

Leyendo y mirando la nota una y otra vez por los dos lados, el comisario dijo que no podía ser casualidad, alguien quería ponerme en el tablero de este retorcido juego. A una orden suya llevé la nota a rastros para buscar huellas o cualquier cosa que nos llevara a quien la escribió o al menos al correo que me la coló por debajo de la puerta, y por su puesto no podía comentar esto con nadie, aún no. 

Todavía teníamos que saber quien era el hombre del puente, podría ser o no el auténtico Batman, podría ser cualquiera de sus enemigos, aunque todos sabíamos quien estaba en el primer lugar de la lista, y él también; y en medio de todo este caos solo teníamos una consigna:

"No preguntes quien mató a Batman".


sábado, 27 de noviembre de 2021

Post de silencio por Almudena Grandes (1960-2021). D.E.P

 

Almudena Grandes Hernández, escritora. 

Natural de Madrid. 

Géneros: Narración: Novela erótica, Cuento, Crónica y Novela.

Premios: Premio Sor Juana Inés de la Cruz, Premio Nacional de Narrativa. 

Novelas:

  • Las edades de Lulú - 1989.
  • Te llamaré Viernes - 1991.
  • Malena es un nombre de tango - 1994.
  • Atlas de geografía humana - 1998.
  • Los aires difíciles - 2002.
  • Castillos de cartón - 2004.
  • El corazón helado - 2007.
  • Los besos en el pan - 2015.

Episodios de una guerra interminable: 

Artículo principal: Episodios de una guerra interminable.

  • Inés y la alegría - 2010.
  • El lector de Julio Verne - 2012.
  • Las tres bodas de Manolita - 2014.
  • Los pacientes del doctor García - 2017.
  • La madre de Frankenstein - 2020.

Libros de relatos:

  • Modelos de mujer - 1996.
  • Estaciones de paso - 2005.

Artículos:

  • Mercado de Barceló - 2003.
  • La herida perpétua - 2019.

Colaboraciones: 

  • La buena hija. Cuento de Madres e hijas de Laura Freixas.
  • Especies en protección. Cuento en Érase una vez la paz.

Literatura infantil:

  • Adiós, Martinez - 2014 

Adaptaciones cinematográficas:

 

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jueves, 18 de noviembre de 2021

CONTRALUZ

Todas las noches, antes de acostarse, Maya dejaba separadas las cortinas de su habitación; no bajaba la persiana, quería luz al despertar, quería que los primeros rayos de sol de la mañana entrasen por su ventana e iluminaran su cuerpo desnudo en la cama. Le gustaba despertarse a la luz del sol y que este calentase su piel desnuda, le gustaba sentirla caliente.

Al despertar con el calor del sol, se levantaba y se acercaba a la ventana, quería que en la penumbra de su habitación, su cuerpo quedase iluminado a contraluz, dando color a su piel, a las curvas que ya no lo eran tanto. No la importaba si alguien la veía en la ventana desnuda, aunque solo fuese por un instante, le daba igual, y casi que lo quería. Añoraba aquellos años lozanos en los que su vientre era absolutamente plano y no escondía nada su pubis; y añoraba esos años en los que sus pechos eran firmes, con los pezones erectos y voluminosos. Añoraba esos años en los que llamaba la atención de los hombres, y algunas mujeres también y les abría su apetito sexual sobre ella. Con los años, y al ser madre, había perdido buena parte de su sexualidad y sensualidad. Ya no tenía la sensación de ser tan apetecible como lo era entonces, por más que cuando podía, se vestía sensual y casi provocativa sin llegar a parecer una puta, aunque ahora que se veía, bien poco le importaba si lo parecía. 

Maya quería sentir de nuevo que era deseada, quería sentir que la desnudaban con la mirada, que la devoraban; quería sentir que otras manos que no fueran las suyas, la tocaban, la acariciaban, quería sentirlas bajo la ropa, necesitaba el calor de otra piel, necesitaba que la hicieran sudar, que le acelerasen la respiración al recorrer su cuerpo; quería que sus pechos hoy caídos llenasen otras manos que no fueran las suyas, ansíaba que unos dedos extraños jugasen con sus pezones y los pusieran duros, quería que esas manos que hoy extraña, recorriesen todos los rincones de su cuerpo, quería que se colasen entre sus piernas y se hicieran dueñas del néctar de su flor fluyendo entre ellas; quería sentir de nuevo unos labios que hablasen con los suyos a besos, que su lengua se enredase con otra, ansiaba que aquellos labios hablasen con todo su cuerpo, quería sentir su calor en el cuello, quería sentir un pecho desnudo en su espalda y unas manos acariciando y cerrándose sobre sus nalgas, antaño firmes. 

Maya extrañaba los días en los que se dejaba llevar por el peligro y la excitación de hacerlo en cualquier lugar, se dejaba tocar disimuladamente en el autobús, o en la osucridad de un pub o de una discoteca, iba sin ropa interior, o con una muy fina a propósito para sentirlo mejor, se dejaba penetrar con los dedos por cualquier agujero y le gustaba gemir en el ensordecedor ruido de la música y comprobar que nadie la oía y apreciaba lo cachonda que se ponía. Le gustaba ponerse faldas cortas y agacharse con cualquier pretexto para provocar a los demás enseñando el cachete suficiente para ser deseada. 

Junto a la ventana, a contraluz en las primeras horas de la mañana, Maya se acariciaba buscando las sensaciones de su sexualidad ahora perdida, buscaba que sus pechos llenasen el espacio de sus brazos al abrazarse, busca el calor entre sus piernas, buscaba que sus dedos llenasen el espacio que tiempo atrás llenaba una buena polla. Echaba de menos todo aquello, echaba de menos provocar una erección con sus manos y con su lengua, echaba de menos el sabor de un hombre al correrse entre los gemidos que provocaba, echaba de menos que una mujer cerrase las piernas sobre su cara, echaba de menos el 69 y todas las matemáticas que sumasen sexualidad. Hasta extrañaba quedarse dormida junto al calor de otros cuerpos.

A Maya hoy solo le quedaba ella misma mientras esperaba que el tiempo y la vida le diesen una tregua, una nueva oportunidad frente a esos pechos y aquel vientre ahora caídos por la edad y la maternidad. Y así la esperaba, desnuda, junto a la ventana y a contraluz.

viernes, 22 de octubre de 2021

BAJO LA CREMALLERA

Te miro y me miras, sonreímos entre amigos, complices de nuestro silencio porque tú y yo sabemos lo guardas para mi bajo la cremallera, no puedes negarmelo. Sabemos que bajo la cremallera llevas ese top de redecilla que tanto me pone, y a ti también. Sabemos que por él están sujetos tus calientes y suaves pechos que tanto ansías que apriete entre mis manos, sabemos que por los agujeros del top asoman tus pezones deseosos de jugar entre mis manos, pero intentas no pensarlo hasta que no estemos solos. A mi me pasa igual. 

Finjo no pensar en ti, intento no centrarme mucho en ti para disimular, aunque por debajo de la cremallera del pantalón, mi verga arde de ganas de quedarse a solas contigo, tiene prisa por jugar entre tus piernas rebosantes de calor; mis labios no ven la hora de juntarse con los tuyos y que mi boca coma la tuya. Necesito una copa que aplaque las ganas que tengo de ti, las ganas que tengo de contar tus pulsaciones cuando ponga mi cara entre tus tetas calientes y que tus pezones erectos, duros como diamantes llenen mi boca. 

Se me pone dura solo de imaginar tu boca entre mis piernas, tus labios cerrados entorno a mi impaciente erección por ti. Guardas bajo la cremallera los tesoros que tanto quiero tomar, el dulce néctar de tu cálida flor que sabes cuanto me gusta saborear. No veo el momento en el que abras tus pétalos a mi, follarte y apretarte entre mis gemidos y los tuyos, quemarme con tu piel desnuda con la mía, tus piernas cerrándose sobre mi para no dejarme escapar, jadear y exigir más, gemir hasta casi gritar.

Y todo por eso que traes bajo la cremallera.

lunes, 18 de octubre de 2021

EL AMOR NO ES PARA TRES, ¿O SI?

Mucho se habla del amor, y de lo mucho que se habla, se dice que el amor es solo cosa de dos, que tres son multitud..., vaya, que el amor no es para tres, ¿o si?. Lo que está claro que es el amor es muy complicado, y yo lo tengo aún más claro, desde esta noche, a la que asisto a la cena que organizan unos amigos en su casa. Bueno, la cena la organizan entre varias parejas que se conocen desde hace mucho tiempo, yo llegué bastante después a sus vidas.

Por un lado de la cena están los anfitriones de la casa, Elsa y Enrique, una pareja que se conoció en la Facultad de Derecho y que lleva 20 años de matrimonio. Si uno les ve, no piensa que lleven tanto tiempo, no parecen tan mayores como para tantos años, pero si, hace mucho que sus caminos se cruzaron, aunque ultimamente se separan más que se cruzan, es como si de repente ya no se entendieran. Todo son malos entendidos y desacuerdos, tanto así que han acordado darse un tiempo por separado y la oportunidad de conocer a otros, aunque yo creo que no es lo que realmente quieren; lo cierto es que cualquiera diría que estan echos el uno para el otro, aunque ellos no parecen verlo. Para mi gran sorpresa, cada uno de ellos ha decidido invitar a ese otro y esa otra que han conocido, toda una escena de película para cualquiera que la vea. Elsa por su parte, ha invitado a Marcos, un periodista y escritor con alma de filántropo y bastante buena percha, algo más alto que Enrique, barba de macho-man y que al lado de Enrique, y sin querer que esto suene mal, parece bastante más empotrador que él. Les veo y seguro de que a Enrique se le riza aún más el pelo de lo que ya lo tiene al ver a ese maromo al lado de la que todavía es su mujer. En lo que a Enrique se refiere, ha invitado a la cena a una vieja amiga que se ha agenciado como su pareja, Carlota, un pivón más joven que Enrique y que Elsa. Carlota es una mujer con mucha personalidad y que se hace notar donde va, ha venido muy arreglada, como si de una modelo se tratara, vestido rojo, muy llamativo que acentua mucho sus pronunciadas curvas, que claramente son operadas. Está claro que no ha escatimado en arreglarse y acerse destacar, algo que ha tenido fácil desde en su divorcio, le sacó todo a su ex. En ese litigio conoció a Enrique, aunque eso fue hace tiempo y entonces no hubo nada entre ellos, a pesar de que Carlota ya le había echado el ojo a él, se la ve que no pierde el tiempo. Entre las amigas de Elsa, es conocida como Lady Silicona. Verles a los cuatro es casi cómico, yo lo siento por Marcos y Carlota que está en medio de ambos. Dos tríos enlazados entre sí.

Por otra parte están María y David, una ex-pareja que se ha reencontrado después de estar mucho tiempo separada y sin verse. David se fue años atrás a recorrer mundo, y ahora ha vuelto para echar raices aquí y asentar la cabeza, y como donde hubo fuego, cenizas quedan, estas han vuelto a arder entre ellos otra vez, el problema  es que esas cenizas ya no son cosa de dos, sino que en ellas hay una tercera persona, Andrés, el en ausencia de David, se ha convertido en el marido de María. Esta es otra situación digna de un libro, y es que con la vuelta de David y el rebrote de las llamas, María está hecha un lío, porque vuelve a sentir aquella vieja atracción por David, pero al mismo tiempo siente que no puede dejar a Andrés, al fin y al cabo ha estado con ella todos estos años, ha sido su compañero de vida y ahora, de un día para otro, no puede dejarle tirado sin más por un viejo amor. A mi particularmente María y David es una pareja que no me pega mucho, María no es especialmente guapa ni que destaque por nada entre otras mujeres, y David parece ser el típico tío que anda con mujeres más jóvenes que María, quizás más tipo Carlota, pero como el amor es ¡tan raro!, pues es capaz de mezclar huevos con naranjas, y ¿quién soy yo para cuestionar quien se junta con quién?, nadie, ¡si yo soy un cuarentón que se está quedando para vestir santos!.

Y para finalizar, tenemos la otra pata de la mesa, la tercera pareja, o mejor dicho el tercer trío, el cuál me tiene totalmente alucinado, sobre todo por parte de él. Os los presento. Él es Héctor, un tipo anodino y del montón, que no sé como llegó a enamorar a dos pivones que no sé que ven en él. Héctor, por un lado está con Sofía, una mujer sencilla pero muy atractiva, es buena gente y da la impresión de ser mujer de un solo hombre: por otro lado Héctor está con Silvia, una mujer de gran presencia, sofisticada, muy urbanita, muy de ciudad, alta y de grandes pechos, sin operar. Silvia, a la que se ve con buen fondo, es de personalidad intensa y acaparadora, como si todo girase en torno a ella. Lo que me flipa de todo esto es como Héctor ha conseguido no enredarse en este trío, ninguna sabe de la otra, y cuando parece que si puede enredarse, consigue salir de los charcos sin mojarse, da igual si el charco en el que se mete es mayor que el anterior, algo que le suele pasar, el tío logra salir de ellos. Héctor es como un crío, un adolescente que, no sé por que, es incapaz de decir la verdad, y sale de cada situación con una mentira aún mayor que la anterior. Es un mamón con suerte.

Y aquí estoy yo, recién llegado a la casa de Enrique y Elsa, viendo el panorama y pensando en la suerte y la tranquilidad que tengo de no estar con nadie, ni en medio de nada, sin líos ni situaciones estrambóticas.

miércoles, 13 de octubre de 2021

RESEÑA DE "DIME QUIEN SOY"

Hace tres meses dije por aquí que tras ver la adaptación televisiva de "Dime quien soy", de Julia Navarro, tenía intención de leer su obra, pues hoy puedo decir que ayer terminé de leerla, y como esperaba, no me defraudó. 

Han sido 516 páginas en PDF de una intensa y apasionante historia. Sé que no es lo mismo que tener el libro, oler sus páginas cada vez que lo abres..., pero se puede leer y disfrutar perfectamente en la pantalla del ordenador, el iPad..., todo es adaptarse a los nuevos tiempos, y buscar ese momento en el que poder disfrutar de la novela. 

Argumento: Guillermo Abi es un periodista al que su tía le encarga investigar la vida de su bisabuela, Amelia Garayoa, una mujer de la que sólo se sabe que lo dejó todo, a su familia, a su marido y a su hijo poco antes de la Guerra Civil. Para sacarla del olvido, Guillermo reconstruirá su historia desde el principio, siguiendo sus pasos por medio mundo y encajando,todas las piezas del inmenso y extraordinario puzzle de su vida. Marcada por el amor y los hombres que pasaron por su vida, desde su marido, Santiago Carranza, el revolucionario francés Pierre Comte con quien huye por amor, hasta el periodista estadounidense Albert James y el médico militar vinculado al nazismo Max von Schumann, por quien sacrifica su vida hasta su vejez y la muerte de este. La historia abarca desde la España republicana hasta la caída del Muro de Berlín, pasando por la Segunda Guerra mundial y los oscuros años de la Guerra fría. Amelia Garayoa, de familia burguesa y acomodada, es una revolucionaria, esposa, amante y espía, que actuará siempre de acuerdo a sus principios, enfrentándose a todo y cometiendo errores que no terminará de pagar nunca.
 
Lo que menos me gustó:
Como no toda la novela podía ser maravillosa y perfecta, podría decir que lo que menos me gustó es que por momentos se enreda mucho en el politiqueo y su vocabulario, siendo esos tramos un tanto grises y pesados. 

Lo que más me gustó: 1.- La vida en sí misma de Amelia Garayoa y cuanto tiene que hacer y padecer por llevar a cabo sus misiones, a la vez que ha de proteger a quienes ama y la rodean, aún siendo compañías que no la traerán paz precisamente. 2.- El final de la novela, totalmente inesperado. Ese tendría que haber sido el final de la adaptación en televisión. 

Sin duda, y aunque no hayas leído antes a Julia Navarro (como yo), Dime quien soy es una novela muy recomendable y que te puede enganchar o reenganchar a la lectura, como a mi tras años sin leer una. 
 
Siguiente parada: La trilogía del Baztan y su precuela.

lunes, 4 de octubre de 2021

EL SOLDADO DE SANTA ROSA

Santa Rosa era un pequeño pueblo colombiano olvidado de la mano de Dios, situado entre Tolima y Meta. El pueblo era tan pequeño que algunos ni lo consideraban pueblo. En él vivían unas cuantas familias que aún permanecían en él, bien porque nacieron allí o bien porque no tenían medios suficientes para abandonarlo, y tampoco querían dejar solos a sus mayores, aquellos que en su día fueron los jóvenes del pueblo y le dieron vida. Esos mayores, aún hoy recuerdan y hablan de aquel soldado americano que en plena guerra contra la mafia y el terrorismo de Pablo Escobar, llegó malherido al pueblo. Le llamaban el soldado de Santa Rosa. 
 
No sabían como había logrado llegar hasta allí en aquella vieja camioneta que seguramente había cogido para huir. Las condiciones en las que lo encontraron eran bastante malas. Para empezar, lo encontraron unos niños jugando a la entrada del pueblo, a lo lejos vieron una vieja camioneta medio caída hacia un lado. En principio no vieron a nadie en ella, pero la curiosidad puede a cualquier niño, estos se acercaron a curiosear. Ya de cerca si pudieron ver al soldado caído sobre su ventana, como si durmiera, sin embargo pudieron ver que estaba bastante manchado de sangre que aún brillaba. Asustados e impresionados por la sangre, corrieron a avisar al primer adulto que se encontraron. En la carrera, vieron a Dón Julían, el viejo farmaceútico del pueblo, quien corrió en busca de sus dos hijos varones para que le ayudasen a averiguar que pasaba. Guiados por los niños llegaron a la camioneta, donde el cuerpo del soldado seguía igual. Marco, el mayor de sus hijos se sentó en el lado del copiloto para saber como se encontraba el soldado, le encontró muy pálido, pareciera que estuviese muerto, pero no, aún tenía pulso, muy débil, pero se dejaba notar. Andrés, el hijo pequeño de Dón Julián, estaba al otro lado, en la puerta del conductor junto a su padre. Este abrió la puerta muy despacio para que Andrés pudiera sujetar el cuerpo para poder sacarlo. Le sacaron y entre los hijos, con mucho esfuerzo le llevaron a la trastienda de la farmacia. Allí, Dón Julián pudo verle más detenidamente, y pudo comprobar que el soldado tenía tres heridas de bala, la peor, una que le había dado en el higado y por la que había perdido mucha sangre. Aunque Dón Julían tenía conocimientos en medicina, no contaba con el material suficiente para poder curarle, por lo que tuvo que llamar al médico, Dón Humberto, quien se demoró un rato en llegar a ver al soldado. Aunque Dón Humberto ya había visto heridas sangrantes de casi todo tipo, no pudo evitar alarmarse al ver estas, pues nunca vio tan de cerca una de bala. Se preguntaba que le había pasado a ese hombre y de donde había salido. Preguntó si le habían visto alguna identificación con su nombre y buscándole vieron en su pecho una especie de etiqueta o placa en la que se leía Reynolds, sería su apellido, sería el soldado Reynolds, quien evidentemente no era de por allá. Seguramente le habría enviado al DEA en su lucha contra Escobar. Tan pronto Dón Humberto le dio los primeros cuidados, le trasladaron como buenamente pudieron al pequeño hospital del pueblo, aunque más que hospital, aquello era una clínica casi improvisada para que sus habitantes no tuvieran que trasladarse al de Villavicencio o Neiva, que eran los más cercanos. 

El soldado Reynolds pasó allí varias semanas hasta que recobró la consciencia. Cuando despertó, estaba desorientado y apenas pudo hablar, aún estaba débil por la sangre perdida y le costó situarse. Apenas hablaba español, aunque más o menos lo entendía, y le costaba pronunciar, pero con el paso de los días se hacía entender. Desde luego tuvo mucha suerte de dar con aquel lugar y con aquella gente tan hospitalaria que con lo poco que tenían, le daban cuanto podían. Reynolds les agradecía tanta atención y cuidados, y a medida que se fue recuperando en las semanas siguientes, les intentabaa devolver todo aquello como buenamente podía, e intentaba ser lo menos problemático posible. Quiso marcharse en un par de ocasiones, pero su estado aún no le permitía irse por su propio pie, y ni tan siquiera conducir, así que casi a regañadientes tuvo que aceptar seguir allí. Reynolds temía que la gente a la que se había enfrentado, le buscase y le encontrase, en aquel pueblo y con aquella gente que nada tenía que ver en todo aquello y a la que no quería implicar. Temor que un tiempo después se acabaría haciendo realidad. 

Aquel fue un episodio en las vidas de aquellos mayores que nunca pudieron olvidar y que recordaban y contaban como esas historias que cuentan los abuelos, con todo detalle y tan fresca que pareciera reciente. Fue la historia de el soldado de Santa Rosa.

 

sábado, 2 de octubre de 2021

SU AMANTE PERFECTA

Al nacer, sus padres la veían como a una dulce e inocente virgen, de ahí su nombre, pero ya siendo mujer, e incluso antes de llegar a serlo, ella sentía dentro que no era tan inocente, y desde luego, ya siendo mujer, era cualquier cosa menos virgen. Perdió su inocencia bastante joven, sin poder ni querer evitarlo, porque siempre sintió una necesidad física de estar en contacto con los demás, y no con abrazos ni carantoñas, su necesidad era sexual, necesitaba besar, necesitaba tocar y que la tocaran.

Tenía una necesidad muy grande de calor y de placer, pero no de darlo, si no de sentirlo, era una necesidad egoísta. Le daba igual si la otra persona, hombre o mujer, sentía placer, tenía que sentirlo ella. Necesitaba sentir unos labios en los suyos, necesitaba sentir otra piel en la suya, que la tocaran y la excitaran. Con el tiempo esa necesidad se acrecentaba más, la hacía sentirse más mujer, más que necesidad era deseo, y cada vez lo deseaba más. Se deseaba a si misma, deseaba tocarse y sentirse, deseaba ese calor sexual que le daba la otra piel, y la suya también. Deseaba sentir sus manos y las de los demás recorriendo su piel desnuda, e incluso bajo la ropa, imaginando sus pezones excitados bajo los dedos que los pellizcaban y jugaban con ellos. Deseaba sentir una lengua humeda en ellos, deseaba que la hicieran gemir de placer, le gustaba sentir su respiración agitada. Ansiaba unos labios y unas manos que recorrieran su cuerpo hasta su entrepierna y le quemaran con ellos el clítoris, de puro placer, deseaba que la devorasen hasta casi hacerla gritar, agitarse y sudar, no podía parar, no quería parar.

Su sexualidad y su promiscuidad eran exageradas, pero no le importaba, e incluso le gustaba, le gustaba ser esa niña traviesa en un muy deseable cuerpo de mujer. Ella sabía que atraía a los demás, su físico no dejaba indiferente a casi nadie, y su personalidad atraía a cuantos rodeaba. Le gustaba sexualizar a la gente, desnudarla y follarsela con la mirada, siempre fue así, con sus compañeros instituto, de la universidad, e incluso en el trabajo. Le gustaba imaginar que a ellos les sacaba su gordo y erecto pene por la bragueta y chuparselo, devorárselo hasta casi dolerles, a más de uno llegó a hacerselo, y le gustaba que la penetrasen, que se la follaran bien profundo, sentir el golpe de sus pelotas con ella, necesitaba que la reventasen con una buena polla ardiente que la quemara, necesitaba sentirla bien dentro incluso después de haberlo hecho, deseaba llenarse por todas partes de ella, era un animal en celo permanentemente; a ellas les miraba el escote y deseaba meter la mano entre sus pechos, besarlas en el cuello por la espalda y acariciar sus ardientes pezones. Le gustaban las chicas de pelo largo, sobre todo las morenas, aunque no hacía ascos a las demás, ya fueran rubias, castañas o incluso pelirrojas, estas últimas le parecían muy exóticas; y le ponían mucho las chicas con el pelo rizado, siempre le pareció muy sexual, ella misma alguna vez iba con el pelo rizado, y en cualquier caso, siempre largo para que estando desnuda, este tocase sus pechos y sus pezones haciéndose excitantes cosquillas en ellos, se gustaba y se deseaba mucho al verse así. Tampoco le importaba la raza, solo le importaba el sexo, su sexo.

Sola en su habitación, gustaba de verse desnuda o medio desnuda ante el espejo, le gustaba jugar consigo misma envuelta en sábanas o a medio vestir, le gustaba tocarse, sentir su propia piel en su pecho, jugar con la punta de su lengua en sus pezones y luego con su saliva sobre ellos; amaba tocarse entre las piernas con las puntas de sus dedos, meterlos en la vagina y empaparlos con el néctar de su flor que luego lamía y saboreaba; regaba sus pequeños pero firmes pechos con él, llenaba sus manos con su redondo culo, y volvía a jugar con los petalos de deliciosa y ardiente flor, retorciéndose de placer sobre si misma. Y no podía parar, cuanto más lo hacía, más quería, más lo deseaba. Y no quería ni deseaba a nadie más, solo asi misma, todo lo hacía por puro placer suyo, para su cuerpo hambriento y sediento de sexo.

Era su amante perfecta.

 

martes, 7 de septiembre de 2021

SEPTIEMBRE


No quiero Septiembre, porque con Septiembre se va el verano que con tantas ganas espero durante todo el año, y se va el sol y el calor que tanto ansío.

No quiero Septiembre porque con Septiembre viene el otoño, los días más frescos, la caída de la hoja así como la de el pelo, colores marrones que borran el verde primavera..., y lo peor, tras el otoño llega el invierno, el frío intenso y las noches más largas, y no quier nada de eso.

No quiero Septiembre, no quiero otoño ni días frescos, no quiero invierno ni frío, no quiero noches más largas.

No quiero Septiembre.

lunes, 19 de julio de 2021

DIME QUIÉN SOY

Hace tiempo vi "Dime Quién Soy", una adaptación de la novela de Julia Navarro para la pequeña pantalla en formato serie. Tal serie me habría gustado que hubiese estado basada en una historia real, porque me encantó la historia de su protagonista, Amelia Garayoa, encarnada por la actriz Irene Escolar. 

¿Y quién es Amelia Garayoa?. Amelia Garayoa es una joven burguesa acomodada en Madrid, que tras casarse y ser madre, abandona todo el lujo que la rodea y a su familia para irse con un revolucionario fránces del que se enamora, para apoyar y extender la revolución por el mundo, viéndose inmersa en una historia de política, intriga, espionaje, amor y traición. Su historia comienza con la Segunda República española, pasando por la Segunda Guerra Mundial, y la Guerra Fría e incluso la caída del muro de Berlín.

El caso es que después de verla, me quedé con la idea de que tenía que leer la novela, y desde hace una semana más o menos me lancé a hacerlo, y la verdad es que ha sido un acierto. Con Dime Quién Soy tuve uno de esos momentos en lo que algo te dice que lo tienes que hacer, que te llama y te engancha, y tarde o temprano lo terminas haciendo, y eso me ocurrió con esta historia. 

Con Dime Quién Soy no solo gano el placer de seguir en sus más de 500 páginas en PDF, la fascinante historia de su protagonista, sino que he recuperado el hábito perdido de leer. Y sí, sé que habría sido mejor leerlo el libro, y tener físicamente sus páginasa entre mis manos, pero de esta manera era más rápido y con este formato no gastamos papel y cuidamos del medio ambiente, que bastante jodido está ya. 

Quizá ahora vuelva a ser ese lector voraz que era antes y que con la llegada de internet, perdí; tal vez con esta lectura le esté diciéndo a Amelia Garayoa "Dime Quien Soy". Tras esta lectura, tengo la intención de leer la Trilogía del Baztán, todo ello después de ver sus películas, aunque no me haga falta verlas y no sean comparables a sus libros, pues habitualmente difieren los unos de los otros, aunque he leído que El Guardián Invisible es bastante fiel a la novela, pues incluso se llegó a rodar en los mismos lugares en los que transcurre la historia del libro. 

No quiero mezclar churras con merinas, solo hacerte partícipe de este momento, pues quien sabe si con ello te anime a descubrir la historia de Amelia Garayoa.

viernes, 25 de junio de 2021

HACE TIEMPO QUE NO TE ESCRIBO

Hace tiempo que no me siento frente a ti para escribirte, hace tiempo que no sabes de mi, y es que llegó un momento en el que sin saber como ni por qué, no sabía que decirte. Quizá no tenía nada que contar y por eso no te dije nada, o simplemente no sabía como, porque como un pájaro voló mi inspiración y me dejó aquí solo. 

A veces sentía que no era el momento de contar nada, o simplemente no tenía qué, o no tenía ganas de hacerlo, como si me faltase el apetito de escribir, que no de tí, de quien a pesar de que no tengas noticias mías, no te olvido. Más bien es todo lo contrario, en esos momentos de vacío era como si aún a pesar de todo estuvieras conmigo y sin escribirte, supieras que me estaba ocurriendo, o donde estaba, y con quien, era como si te lo estuviese contando todo en ese preciso instante, como si te lo mandase el viento, cual whatsapp, y lo recibieras todo al instante.

Sin embargo, y tampoco sé decirte por qué, no es así, hoy me llegaron las palabras que no quise dejar pasar, y por eso mismo, hoy me siento frente a ti. No sé si sea la inspiración que me extrañase y haya vuelto conmigo, si es así espero que sea para quedarse, sino, quien sabe cuando volvamos a vernos y a contarnos historias, quien sabe cuando tenga algo que contar, aunque pensándolo bien, ahora mismo tampoco es que tenga nada nuevo que contar. Tal vez esto lo haya traído el verano, y con el calor, todavía no siento muy veraniego, se me haya calentado la sangre y esta haya vuelto al lugar de donde se fue para poder escribirte. Posiblemente te merezcas más que un simple espacio en blanco lleno de líneas que no cuentan nada, seguro que te mereces más, al menos una llamada, o mejor aún, una quedada de las de antes, una cita sin amor para comer, o para comernos, o al menos tomar algo en la terraza de cualquier café y que con toda probabilidad me cuentes más tú a mi de ti, que yo a ti de mi. Quizá poco importe todo esto y lo más importante sea volvernos a ver, o que menos que volvernos a leer, volver a llenar nuestros espacios de líneas que nos lluevan sin mojarnos, y bajo esa lluvia volver a sentirnos como nos sentíamos antes, y así volver a desearnos y a extrañarnos. Puede que para eso haya servido este tiempo, para echarnos de menos querernos volver a ver o a leernos otra vez. 

De todo esto solo sé una cosa, hace tiempo que no te escribo.

viernes, 7 de mayo de 2021

MAR DE LUCES

De noche me gusta subir al mirador de mi ciudad, me gusta hacerlo en silencio y solo con la compañía de la luna y las estrellas, me gusta caminar entre la gente que está a su bola, con sus cosas y no me ven, es como si la noche me hiciera invisible ante ellos, aunque yo les veo y les oigo. Me gusta sentarme en el parque del mirador, me gusta sentarme en la hierba y contemplar ese barrio y esa ciudad que, a medida que el cielo sobre sus cabezas oscurece, se va tiñendo de luces de colores, luces tintineantes, luces que van de un sitio a otro, luces inmóviles hasta que amanece. 

Me gusta mirar al infinito, mirar sobre sus cabezas y ver como mi ciudad se convierte en un mar de luces. Me gusta ver a esa gente que no me ve, esa gente que no sabe que estoy ahí, lejos, pero estoy, y les veo ir de un lado a otro, les veo salir del trabajo, les veo ir a casa, o quedar para ir a cenar o tomar una copa más tarde, veo a esa gente infiel que clandestinamente se reune para dejar salir sus más turbios deseos y luego fingir que no ha pasado nada. Son como peces nadando de un lugar a otro en ese mar de luces que los enguye sin que se den cuenta. Algunos son como tiburones buscando un pez más pequeño al que comerse, otros son como pulpos, con más manos que brazos, abrazando cuanto encuentran a su lado para atraparlo. Les veo caminar por las calles, les veo en sus coches o asomados a sus ventanas, les veo pecar en sus casas, desnudos en sus camas pensando que la oscuridad de la noche les protege y les hace invisibles, ignorando que no lo son. Son pequeños peces lascivos llenando de vida su mar de luces.

De noche, mi ciudad es un mar de luces sin olas en la superficie, pues estas se encuentran en un fondo en el que tienes que bucear para poder verlas y sentirlas. Mi ciudad es un mar de luces en el que la propia noche hace de marea alta y la cubre, tapando sus pecados hasta que amanece, y es entonces, al amanecer, cuando el cielo se ilumina y la ciudad se apaga, que esa marea baja llevándose ese mar de luces que los protege y deja al descubierto una ciudad más gris, como si de las playas y los océanos desapareciera el agua, dejando a la vista el basurero que son. 

Con el amanecer y la salida del sol, quedo al descubierto y ya no puedo ver esos peces pecadores que ignoran mi presencia. Tendré que esperar a que vuelva a subir la marea de la noche para que el horizonte se convierta nuevamente en un mar de luces.

jueves, 29 de abril de 2021

LA PESADILLA DEL MANIQUÍ

Se quedó en silencio, con los ojos cerrados, se durmió y soñó que su calle estaba casi vacía, a poca gente se veía caminar por ella, y apenas un par de personas hablando sin escuchar que decían. Soñó que se paraba enfrente de un escaparate que lucía una colección de maniquíes con ropas muy coloridas y llamativas, eran maniquíes calvos, sin pelo, simplemente el monigote plástico con las ropas que pretendían vender. Keyla sentía como si las estatuas la mirasen fijamente, y hablasen de ella, aunque no adivinaba que podrían estar diciendo. Se estremeció, se notó tan fría como el mismo cristal del escaparate. El cristal empezó a agrietarse, eran los maniquíes que con los puños querían romper el cristal y saltar sobre Keyla. Con una sonrisa macabra y una voz metalica la llamaban por su nombre.

-¡ Keyla, Keyla, Keyla, Keyla..!. Su nombre ahogaba su voz, quería pero no era capaz de gritar, y tampoco podía huir. Los maniquíes la rodeaban y la sujetaban para que no pudiera escapar. Hicieron de ella un maniquí más. De pronto se vio más delgada, más estilizada y alta, excesivamente alta, sus piernas eran largas y esbeltas, ¡pero eran de plástico!, toda ella era de plástico y no tenía pelo. Era un maniquí más en el escaparate. Todo era oscuridad, salvo por las luces encendidas de la vidriera adonde la llevaban. De pronto, y casi sin saber como ni qué había pasado, era a ella a quien todos miraban; bueno a ella no, a su ropa, Keyla era solo un trozo de plástico con forma humana detrás de un cristal. Quiso huir, quiso salir corriendo de ese escaparate. Se sentía como si los otros maniquies la sujetasen y no la dejasen escapar. Sentía que no podía respirar, sentía que ya no tenía corazón que latiese dentro de ella. El resto de compañeros de escaparate la sonreían como diciendo que estuviera tranquila, que no pasaba nada. Vestida de mujer a ratos, y de hombre en otros, sin saber cuando ocurría cada cosa, parecía no tener género. De un momento a otro su ropa pasaba de lo femenino a lo masculino, bajo la tenue luz que llegaba de la vidriera, iluminandola como estrella de cine. Se sentía fría y rigida, no se podía mover, ni siquiera parpadear, pero se sentía sudorosa y agobiada. Era la pesadilla de la que no podía escapar, solo quería despertar. 

Escuchó un despertador, y un rayo de sol traspasaba el cristal, cegándola, parecía amanecer, y despertó en su cama, liberándose de la pesadilla, liberándose del maniquí que la tenía atrapada en el escaparate de la tienda de ropa.

viernes, 23 de abril de 2021

23 DE ABRIL: EL DÍA DEL LIBRO

Querida lectora, estimado lector, como bien sabes, hoy, 23 de Abril, es Sant Jordi, o San Jorge, y hoy, es el día del libro, día en el que se regala una rosa y un libro. La rosa, se puede decir que es un regalo elegante, es un regalo que toca el corazón, y el libro, un buen libro, es un regalo para toda la vida, un regalo que llega al alma. Por ello, hoy te quiero regalar unas poca líneas que te toquen el corazón y te lleguen al alma: 

"Tómame y ábreme, ábreme y léeme. Haz tuyas cada una de mis páginas, devora cada una de mis líneas escritas solo para ti. Protagoniza cada uno de mis capítulos, y haz de tu vida, una aventura conmigo, y cuando lo hagas, déjame ser el libro de tu vida, déjame abrirte de páginas y acariciar cada una de tus líneas, déjame besar tus palabras y excitarlas con mis dedos, déjame sentirlas y vivírlas como si fueran mías, déjame volver a ellas, y leerte hasta el final para poder vivir contigo tus aventuras y tus dramas, déjame leer tus fantasías y tus historias de amor, déjame compartir contigo tus noches rómanticas cuando te regalen un libro y una flor."


Feliz día del libro, mi querida lectora. Feliz día del libro, mi estimado lector.

M.A. Merino. 

jueves, 15 de abril de 2021

PACIENTE X: EL GEN CRUZADO

Éramos un laboratorio no muy grande, más bien se podía decir que estábamos en familia, y con unos medios muy limitados, casi precarios si los comparamos con los grandes laboratorios multinacionales, mi pequeño equipo y yo, que constaba de apenas media docena de profesionales, un poco locos, logramos en una fría noche de invierno, lo que hasta entonces se consideraba un sueño científico, o casi una quimera, algo que para muchos de nuestros colegas se lograría, o no, en no menos unas decenas de años. La unión de genes humanos y, por increible que parezca, un ser de otro planeta, un gen cruzado que había dado como resultado un pequeño ser con vida al que de inicio, y sin rompernos mucho la sesera, habíamos llamado PACIENTE X. Lo que buscábamos con este experimento era crear un ser con apariencia y expresiones humanas, con la inteligencia, que siempre se presupone más avanzada que la nuestra, de otro planeta. Y todo de manera natural, sin artificios.

- El PACIENTE X parece ser apto doctor, las constantes son estables -. – Me dijo Elisa, una de mis mejores asistentes, con una emoción que no podía ocultar, con todo el esfuerzo que puso en ser profesional en su afirmación.

- –No nos confiemos, aun no sabemos las reacciones que puede tener, y si sobrevivirá -, – resoplé cruzando los dedos, y aunque parezca extraño, pidiendo a Dios que fuera fuerte y aguantase. Tantos años de trabajo… y finalmente parecía que lo habiamos logrado….

- –Deberíamos avisar de esto a toda la comunidad, la unión parece ser viable... ¡Por esto nos darán el Nobel! -.

- –Tranquilo Javier, lo mejor es esperar unas semanas para comprobar si hay reacciones en el paciente, si vemos que todo va bien, os podréis considerar ricos -. – La satisfacción era clara en las caras de todos, ni siquiera yo en mi intento por parecer serio, consiguí reprimir una sonrisa, aunque ésta apenas fue perceptible. No quería que la euforía se descontrolase en el equipo, el éxito aún era pequeño, no teníamos todas las cartas a nuestro favor. 

–Lo que era seguro es que esto no le sentaría nada bien a ese tal Gideon-Hung, un cientifico de Chicago con ascendencia coreana, obsesionado con el cruce de genes, que había experimentado muchas veces con el cruce de razas y crear una nueva. Nosotros habíamos ido más lejos que él, cruzandonos con un ser de otro planeta,  algo que evidentemente no vería con buenos ojos si se llegase a enterar. Y no se enteraría hasta estar seguros de que el experimento era un éxito rotundo, sin posibilidad de fallo. 

–Gideon-Hung era un tipo de fuertes convicciones, que en el fondo despreciaba a buena parte de la comunidad cientifica por no considerar que estuviera a su altura, y a España la veía como un país menos en el campo cientifico. 

Los meses pasaron muy despacio, o a nosotros nos parecían interminables, todos mirabamos con lupa el desarrollo del feto, todo iba bien, y si seguía así, pronto podríamos anunciar nuestro logro a toda la comunidad cientifica, lo anunciaríamos a todo el mundo, aunque el anuncio teníamos que planearlo bien, pues contar algo así al mundo, supondría muchas preguntas que tendríamos que responder, muchas explicaciones que dar a mucha gente y en muchas partes, muchas instituciones requerirían nuestra presencia, y probablemente no para darno la enhorabuena sin más. Ni siquiera teníamos nombre para nuestro pequeño ser de laboratorio, todos le llamabamos PACIENTE X.


jueves, 8 de abril de 2021

LUNA AZUL

Como una sombra me metí entre sus sábanas, en silencio para no despertarla; y la abracé sobre mi pecho, suave pero con firmeza, rodeándola con mis brazos como una serpiente rodea a su presa y se cierra sobre ella para no dejarla escapar. Sentí el calor de su piel desnuda, y supongo que en sueños ella notó el mío, porque se acomodó en mi pecho y siguió durmiendo, soñando quien sabe qué.

El abrazo con el que la tenía atrapada sobre mi, era un abrazo firme y suave a la vez, un abrazo con todo mi ser. Y en el abrazo, silenciosamente se despertó, y me miró, me miró y me sonrió sin decir nada, y sin decir nada se apretó más a mi, y era ella quien, con su cuerpo desnudo no me dejaba escapar, era ella la serpiente que me envolvía, y yo era su presa. Me besó.

Su boca sabía a mar, a mar y a estrellas, a las estrellas de la noche, quizá estuviera soñando con ellas. Sus ojos, a la luz de la luna que entraba por la ventana, se veían azules como el agua. Se veían profundos y penetrantes como el cielo y océano, inundándome con su mirada, como cataratas que se desbordan bajo una tormenta perfecta, dejándolo todo bajo el agua.

Así era aquella luna azul que me atrapó entre las sábanas, mi luna azul.

Me besó en silencio, y me acarició con sus labios suaves como la seda, y me arropó con el calor de su cuerpo desnudo, me embriagó con el sabor su néctar. Quería más de ese nectar que me regalaba sin pedir nada a cambio. Me susurró y me cantó al oido, me hechizó y me atrapó bajo la atenta mirada de la luna azul que no nos quitaba ojo desde la ventana, me pintó un cuadro de saliva en el pecho, y lo pintó en su piel, éramos dos lienzos en blanco pintando nuestra obra maestra...

Hizo todo cuanto quiso conmigo. Y yo la dejé; me dejé llevar por el poder y la fuerza la luna azul, que hizo conmigo cuanto quiso, sin poner la menor resistencia.

 

jueves, 1 de abril de 2021

TU BOCA SABE A MENTA

Llegas a mi despacho sin avisar, ni siquiera una llamada, nada, y tras golpear suavemente con los nudillos en la puerta, sin esperar a que te hiciera pasar, ni siquiera a preguntar quien es, nada. 
 
- Pero, ¿qué haces aquí? -, mascullo sorprendido al verte, no te esperaba.

No respondes, no dices nada, solo me miras con sonrisa pícara y cara de deseo malicioso, cerrando la puerta a tu espalda, dirigíendote silenciosamente a mi mesa, todo, sin dejar de mirarme fijamente a los ojos y moviendo tus caderas a cada paso de la forma más provocadora… que sabes y que me pone a mil. Llegas mi lado, quedándote tan cerca de mi que debes de notar el calor que sudan mis poros, y me miras con cara de "de aquí no te escapas". Giras el sillón colocándome frente a tí, cara a cara, quieres que te mire, así, de frente y sin perder detalle, y sin poder ni querer evitarlo, veo como lentamente te desabrochabas los botones del largo abrigo que traes y que te tapa más allá de las rodillas, le dejas caer al suelo tras de tí, sin importarte nada, y ahi estás, quieta frente a mi, sin dejar de mirarnos, y sin apartar tu mirada lasciva, completamente desnuda ante mi atónita y estupida mirada. 

- ¡Cielo!, ¿qué haces? -, balbuceo estupidamente. ¿Pues que ibas a hacer ahí, frente a mi, completamente desnuda?.

Silencio, tu silencio me pone un poco nervioso, el resto de mi estado alterado viene provocado por tu completa desnudez. No respondes, solo te pasas la lengua por los labios provocadoramente pintados para el deseo y el pecado, humedeciéndolos.… Llevas mis manos a tus caderas, comenzando a moverte sensualmente y haciéndo que me excite aun más, aumentando mi calor y mi respiración. - ¡Cariño…! – te digo con falsas ganas de que te detengas - ¡Puede entrar alguien…!.

Otra vez el silencio, me tienes en tus manos, y mis manos en tus caderas que no dejan de moverse, haces conmigo lo que quieres, y lo sabes. Echas mano del tarro de caramelos que hay sobre la mesa y elijo uno, es de menta, menta extra-fuerte…, de los que pican. Lo abres y lo te metes en la boca, lo chupas con cara de pícara y niña traviesa mientras me sonríes, acercas tu  cara a la mía, agarrándote de los brazos del sillón, noto tu aliento a mente, y me besas. Lo haces suave y apasionadamente a la vez, y con todo el descaro y picardía que traes contigo... completamente desnuda sin importarte que alguien pueda entrar y sorprendernos. Enseguida noto el frescor de tu boca, y… el picante de tu lengua en la mía. Tu boca sabe a menta. No sé de qué va todo aquello, pero tampoco importa, me dejo llevar, quiero más. Sonríes, pasando tu cuerpo desnudo sobre el mío trajeado,… te arrodillas entre mis piernas. Estás juguetona, y juegas conmigo, un juego picante y peligroso por el lugar en el que has elegido jugar, pero no importa, ni siquiera puedo pensar, solo dejarme llevar por ti. ¡Estás loca!, pienso y sonrío, y yo también debo de estar loco por seguirte el juego.

Con tu sabor a menta en mi boca, sonrío mientrás juegas y haces conmigo lo que quieres, todo esto es una locura, y lo más loco es que no me importa, no quiero que termine este juego. - ¡Dios!… - es lo único que alcanzo a decir en el momento en que me das un breve respiro.

Me conoces bien, sabías que ese juego tan loco me gustaría. Tu boca y tus manos siguen jugando conmigo, un juego de deseo y pecado por el que me tendré que confesar, un juego loco e intenso al que le pusiste picante con ese caramelo de menta que despertó mis más inconfesables deseos en mi boca, y millones de sensaciones por todo mi cuerpo que tiembla entre tus manos, en tu boca y entre tus piernas, tiembla como una hoja, irradiando calor y sudor, llenando el silencio con tu respiración y la mía.

Mezcla de frescor salvaje de la menta, en tu boca y la mía que provocan sensaciones y momentos que se apaga dulcemente en tu garganta, en una mezcla de sabores que nunca antes habías contado y que sabes que ¡me encantan!

Me levanto y casi como sin esfuerzo, como un rayo, te siento sobre la mesa del despacho, apartando papeles y carpetas a no sé donde, ni siquiera sé cuales son. Con tu acostumbrado silencio, me besas. Tu boca y tu lengua me roban el sabor a menta. Te tomo y hago que toda tú sepas y huelas a menta, llevándote a la misma locura a la que me has llevado a mi desde que entraste por la puerta. Pronto notas ese sabor a menta, que como a mi, te excita, te dejas llevar por él, y el silencio del deseo se apaga en tu boca, agitándote, con respiración estremecida… sintiendo como un intenso placer te invade y te llena, tu boca sabe a menta.



jueves, 25 de marzo de 2021

SÉ QUIEN ERES

Salgo de la ducha casi como Dios me trajo al mundo, apenas tapado por una toalla, no necesito nada más, con la temperatura de estos días no tengo frío después de cada ducha, y con una camiseta y poca más estoy bien. Levanto la tapa del ordenador que dejé cargando sobre la cama, meto la contraseña, moviendo los dedos con fluidez sobre el teclado. Abro la ventana de mi correo electrónico, y esta muestra una clave y la demanda de un servicio, se trata de ti que vulevs a reclamar mi compañía y de paso sexo desenfrenado.

Sonrío, sabía que volverías a escribir, sabía que te habías quedado con ganas de más después de la primera sesión, querías más de lo uno y de lo otro, habías hecho realidad tu "fantasysex", o ese era tu sueño y no querías despertar. Aún no sé por que me elegiste a mi, de entre todos los que tenías, no sé que viste en mi, ni por que quieres que vuelva, pero aquí estás, o ahí, al otro lado del ordenador, pidiéndome otra cita. Y no sé por que ligas por internet, pudiéndo salir a tomar una copa y quien sabe que venga después. Eres guapa, simpática, extrovertida y sexy, bien podrías salir a conocer gente, o simplemente a cazar un polvo de una noche, y sin embargo estás aquí, eligiéndome a mi otra vez. 

Sé quien eres, te abriste mucho a mi la primera vez, y no solo físicamente. No sé si es porque de manera natural eres así, o es que cuando llegué y para romper el hielo del miedo a lo desconocido ya estabas un poco bebida, o simplemente, y sin yo proponermelo, te di confianza. Algo de todo eso debió de haber si hoy vuelves a mi y me quieres ver, o soy ese clavo que saca otro clavo. Lo sabré cuando llegue, por que iré, yo también me quedé con ganas de más, con ganas de lo bueno, porque lo bueno pasa rápido, demasiado rápido tal vez. Y espero que en esta ocasión, los dos, ahora que nos conocemos, podamos disfrutar más el uno del otro.

Me preparo adecuadamente para verte, después de nuestra primera vez en la no nos fue nada mal, esta tiene que ser igual o mejor que la anterior, sé que esta noche la disfrutaremos más, porque ya nos hemos visto y ya nos conocemos, al menos yo a ti si, sé quien eres. Hoy quiero despertar en ti tu fiera interior en lugar de esa gata mansa que demandaba mi compañía, hoy quiero que esa pasión que esconde tu piel te salga por los poros, y penetre en los míos, quiero que apenas nos guardemos algo para la próxima vez, porque imagino y casi deseo que haya una tercera vez, porque dicen que no hay dos sin tres. 

Todos tenemos un lado oculto en nuestra luna, y quizá, este sea el tuyo, el de solicitar la compañía de un desconocido, para engancharle a ti, y volverle a ver. Quizá, este sea mi lado oculto de la luna, la mía, ese lado en el que alguien, desconocido, quiere algo de mi, quiere que la acompañe y lo que surja, sin hacer muchos planes, o no, y tal vez lo tenga todo controlado. Tú eres de las primeras, de las que no hace planes y se deja llevar por el momento, y si te gusta, como nuestra primera vez, entonces, como hoy, quieras más, tal vez quieras repetir. O puede que yo sea ese "no tengo mejor plan", y después de que te haya fallado todo lo anterior, después de que se te haya caído tu mejor plan, hayas pensado en mi y sea tu premio de consolación, de cualquier manera, sé quien eres. Y no me importa si soy esto último, no me importa si soy el último de tus planes, si tengo que consolarte, te consolaré, y te haré olvidar todo lo anterior, te haré olvidar esa tarde que tenías planeada, y esa noche que ibas a pasar con quien fuere, da igual si la ibas a pasar con otro, esta noche será conmigo.

Sé lo que te gusta, y por eso no te llevo flores, ni te llevo vino, tampoco te llevo una caja de bombones, porque todo eso te parece demasiado cursi. Tampoco llevo demasiada ropa puesta, sé que cuando nos acaramelemos, no querrás que algo así te corte el rollo y nos arruine nuestra segunda vez, yo tampoco lo quiero, lo sé. Y tú tampoco llevarás demasiado, aunque no vayas demasiado corta, irás con lo justo para provocar y hacerte desear como te gusta que te deseen, desnudándote con la mirada. Iré con tiempo y seré puntual, porque no te gusta esperar, ni dejaré que me esperes, al menos no tanto como para que al final no quieras verme, y si me hago esperar, será solo lo necesario como para que ansies que llegue ya, ni un minuto màs. Todo esto lo sé, porque sé quien eres.

jueves, 18 de marzo de 2021

DESPERTAR EN OTRO TIEMPO


Lo primero que vi al despertar de la criogenización fueron las caras envejecidas de los doctores que me congelaron hasta dar con la cura de aquella enfermedad rara y desconocida, una enfermedad sin nombre que me consumía por dentro, dejándome sin fuerza y provocándome pequeños fallos multiorgánicos, difíciles de controlar. ¿Cuánto tiempo había permanecido en ese estado?, no les recordaba así de viejos, y no es que tuvieran aspecto de jubilarse, pero claramente se veían más mayores de lo que les recordaba. Algunos ya echaban canas y alguna arruguilla, y tenían la cara más regordeta, propia de haber cumplido unos cuantos años desde la última vez que los vi, aunque me costó verles bien, pues al despertar lo veía todo borroso y francamente, en un principio ni siquiera sabía donde estaba, era como despertar de una borrachera. Lo primero que sintí fueron las típicas náuseas, el dolor de cabeza y la debilidad física, probablemente de haber estado tanto tiempo inmovil, y lo primero que hice en cuanto pude andar, más o menos fue vomitar en una pila cercana, era como estar de resaca.

- ¿Qué hora es?, pregunté. - ¿Y qué día?. Eran más de las 12 del mediodia, pero eso no era lo importante, ni siquiera el día en el que nos encontrabamos, 18 de Enero, lo importante era el año. Era el año 2040, habían pasado casi ¡20 años! desde la congelación, por eso los médicos se veían más viejos, alguno ya sería cincuentón. Había perdido casi 20 años de mi vida, o quizá simplemente quedaron congelados para no perder la vida, eran casi dos décadasapartado del mundo, de la familia y amigos. Me bebí de un trago el zumo de naranja que siempre daban a los descriogenizados, un zumo nada currado, de cartón o bote, daba igual, tenían el mismo sabor a químico que cualquier medicina que me podían dar, me vestí con el pijama de la clínica. Me dieron malas noticias, muertes de familiares y conocidos, algo normal si tenía en cuenta el tiempo que había permanecido en ese estado, la vida continuó sin mi todo ese tiempo. 

La clínica contaba con varias secciones y departamentos de invesitgación repartidos en los 4 bloques de planta baja y 3 torres bastante imponentes. En todos ellos había especialistas de todo tipo y todos los lugares del mundo. Todo ello pertenecía a un proyecto experimental del gobierno sobre enfermedades raras y pandemias. Entre esos proyectos, estaba yo, un proyecto bajo invesitgación durante casi 20 años, y que ahora, si me habían despertado, parecía haber encontrado una posible cura. Imagino que no sería el único individuo en esas lides, aunque allí, de momento, no conocía a nadie más.

Aunque tenían mi nombre en mi historial, hablando entre ellos se referían a mi como el paciente número 03-21, un paciente o cliente que más bien parecía un habitante empadronado en aquel lugar. Las enfermeras me hablaban como si me conocieran de toda la vida, bueno, la verdad es que casi se podía considerar así, dadas las circunstancias. Los celadores habían oído hablar mucho de mi, como de algo había de que hablar y yo llevaba tanto tiempo en aquel lugar, en más de una ocasión había sido tema de conversación. Ellos estaban muy habituados a mi, pero yo me sentía un raro en ese sitio desconocido y entre extraños.

Una vez que estuve aceptablemente espabilado y centrado, me llevaron por un frío y pálido pasillo, sentado en una silla de ruedas, a una sala bastante grande que parecía separada por sectores. Por un lado parecía ser una consulta en la que de hecho me esperaban un par de médicos, por otros lados, parecía una sala de pruebas o curas, donde en cada lugar, me esperaban para hacerme algo. Al entrar en la sala, que no era más cálida que el pasillo, me dejaron en lo que parecía ser la consulta, frente a los médicos que parecían leer mi historial y chismorrear sobre él, me miraron y uno de ellos se dirigió a mi, preguntandome que tal estaba. ¿Cómo podía estar?, - raro, no sé muy bien que está pasando,- respondí.- Lo que pasa es que hemos encontrado un posible cura para ti, un tratamiento que podría funcionar -. Al rato me encontraba en una mesa camilla, enganchado a una máquina por vía intravenosa que me sacaba la sangre, la limpiaba y volvía a mis venas, tras esa parte que duraba un buen rato, por la misma vía me metían una especie de suero que se supone que mataría al bicho que me consumía por dentro. No sé si era cosa mía pero con ese liquido en mis venas me parecía notar un sabor extraño en la boca, un sabor entre dulce y ácido, a saber que mejunje me estaban metiendo casi literalmente entre pecho y espalda.

El tratamiento estaba en fase experimental aquí, en Suiza parecía haber funcionado o al menos haber dado ya buenos resultados en casos similares o parecidos al mío, así que tras varios ensayos, decidieron probar conmigo como si fuera un ratón. Bueno, no tenía nada que perder y si mucho que ganar, ¿no?. Me dejé hacer y llevar como un muñeco en sus manos, durante semanas, y funcionase o no, yo me sentía mejor, eso creía, y durante el tratamiento me ponía, más o menos al día de como estaba el mundo, ese nuevo mundo para mi, era todo tan raro que casi me sentía en una película futurista, tanto que a veces me parecía irreal. Parecía un extraterrestre venido de otro planeta, y en cierto modo lo era, me había dormido en un mundo diferente al que desperté. Al menos, con el tiempo, no me sentía un extraño allí, ni entre la gente a la que fui conociendo y casi intimando. Todo era raro, casi de fantasía, digno de un libro de ciencia ficción, fue como despertar en otro tiempo.

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