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lunes, 29 de julio de 2019

INSPIRACIÓN, TRANSPIRACIÓN

  Llevaba un rato sentado en su escritorio, delante de su ordenador, con la hoja en blanco, sin saber que escribir, sin ideas, y casi sin ganas, pero algo debía de hacer ese día. En la editorial esperaban sus páginas, aquellas que no podía retrasar más, o todo el proyecto se iría a la mierda, pero no sabía que escribir. Leía y releía lo escrito en busca de ideas, en busca de inspiración, le daba mil vueltas, pero estaba bloqueado, y nada salía de su enorme cabeza. 

Miraba por la ventana, miraba a toda esa gente al sol, que iba y venía, que se abrasaba al calor de aquel mes de Julio, les veía abanicarse, y buscar la sombra como él buscaba la inspiración, sin embargo, él como ellos, padecía los calores del momento y solo lograba transpiración. Aquello era frustrante y agotador, casi tenso, porque el tiempo corría y se le echaba encima, aplastándolo, dejándolo casi sin respiración. 

Sentía, o al menos pensaba, que ya no era la misma persona de antes a la hora de escribir, parecía que las ideas que antes rebosaban en su cabeza, ya no le llenaban, ya no estaban ahí, como si hubiesen emigrado, cual bandada de pájaros que se va al llegar el invierno, yéndose estas, sus ideas, en verano, huyendo del infernal calor de Madrid.

Antes era como si las líneas, atrajesen a mas líneas, y esas a muchas más, llegando casi a agolparse y apelotonarse en aquellas páginas en blanco, dejándolas casi pequeñas, casi insuficientes para todo lo que salía de su cabeza, como si de una caja de llena de ellas se tratase. Antes casi no necesitaba pensarlas, llegaban solas, y se quedaban ahí, era como si estas invitasen a muchas más, era como una fiesta de ideas, en las que invitas a unas pocas, y esas pocas invitan a más, hasta llenarlo todo y superar el afóro. Sin embargo ya no lo sentía así, no le llegaban, ni le llamaban. Era como si necesitase que alguien le dijera que escribir. 

Por un lado, a veces le daban ganas de dejarlo todo, de no seguir, e incluso de dedicarse a otra cosa, por otro, quería y deseaba ser como aquellos a los que leía o había leído en su día, deseaba ser conocido y reconocido como ellos, e incluso influyente para los demás, sentirse que estaba sentado un escalón por encima de ellos, lo cual no dejaba de ser ególatra y hasta pedante, pero se sentía así y no podía evitarlo. 

Sin embargo no daba el nivel, tal vez, por mucho que lo quisiera, aquello no era lo suyo, y se estaba metiendo en un mundo que no le correspondía, aunque quienes le conocían, siempre le habían dicho que por que no escribía un libro, que escribir se le daba bien, y tal vez, se lo creyó, y creyó en él, y entonces escribió. Aunque ese día no, ese día no era el que tocaba, o no se dejaba tocar, no le salía ni le daba forma a nada, y esa nada le hacía sudar más que el calor.

Ese día en lugar de inspiración, había transpiración.

lunes, 22 de julio de 2019

LA PICADURA DE LA MUJER ARAÑA

     Se despertó pensando en ella con una sonrisa, pensando en como era posible que alguien a quien no conocía de nada, hubiese calado tanto en su interior. 

Realmente, aquella mujer no era para tanto, una de tantas a las que había conocido o podría conocer, probablemente tendría una vida como la pudiera tener casi cualquiera, sin embargo algo le había enganchado a ella, tanto que la llamaba "la mujer araña", porque sentía que estaba en su tela de araña, como si de una trampa se tratase, y sin poder escapar, notaba "la picadura de la mujer araña"

Siendo ella de lo más normal, al menos en apariencia, al mismo tiempo tenía un gran magnetismo, como si de un imán se tratase. Tenía carisma y presencia, casi sin hacer nada, ni proponérselo, atraía la atención de cuanto se encontrase a su alrededor, tenía una personalidad casi desbordante, con su luz propia, una luz que en pocas personas podía encontrar, y en ella la encontró, sin tan siquiera haberla buscado. 

La verdad es que no buscaba nada con nadie, estaba en un momento en que no lo necesitaba, ni siquiera con ella lo buscaba, pero tampoco lo rehuía, y si surgía, tampoco se lo tomaría muy en serio, más bien como algo pasajero, sin embargo, le gustaba ese juego de atracción con ella, le hacía sonreír como hacía tiempo que no sonreía, así que, decidió dejarse llevar por él, y si algo en algún momento, no le gustase, dejaría de jugar. En cierto modo quería sentirse sin salida en esa tela de araña, o le gustaba, sentía que ella, más que brazos, tenia patas, como la araña, y sentía que cada una de ellas no dejaban que se fuera, ni se alejara. Parecía incluso que de sus ojos salieran patas, con aquella mirada tan penetrante, y que miraban fijamente, atrapando a su objetivo. Era una mirada dura, casi impertinente, medio chulesca y maliciosa. Y todo eso en su conjunto, la hacían muy atractiva. 

Todo en ella era atractivo, e incluso diría que tenía cierto aire a Angelina Jolie, le atraían sus poses, su voz, probablemente ella misma pensase, y hasta supiera que tenía y dominaba el mundo en su mano, en una sola mano, como si todo, y todos, fuesen infinitamente pequeños, y tal vez, con ella y para ella, todo fuese así. 

Así era, y tal poder tenía, la mujer araña.

lunes, 15 de julio de 2019

EL KARMA, HECHOS DE IDA Y VUELTA

     Muchos creen, o hablan del karma, esa cosa con la que la vida, a veces te da una ostia por algo que has hecho, y otras, simplemente te compensa.

Era su cumpleaños, y hacía tiempo, meses, que no se veían ni tenían trato alguno, ese día hizo planes que le sirvieran de excusa para escaquearse de aquello, dar vueltas por cualquier parte sin destino fijo, esperando que cada cual estuviera en la otra punta de la ciudad o del mundo, si fuese posible. Llevaba todo el día intentando no pensar en aquello, cuando ya se le echó la tarde encima, de vuelta a casa, sonreía con la satisfacción de haberse librado de aquel cumpleaños, cuando todo su ser le dio un vuelco.

Caminaba por la calle, cerca de un escaparate, cuando ahí mismo, notó su presencia, intentó no mirar hacia su presencia, aceleró el paso, intentando pasar rápido y ser invisible, pero fue inútil, se encontraron sin poder evitarlo, sin poder ser invisible, intentando disimular todos sus sentimientos y sensaciones. Se saludaron con alegría fingida de verse, casi más efusiva de lo que debería ser, pero tocaba hacer el papelón.

Digamos que al verse, cumplieron todo el protocolo que toca cumplir cuando llevas tiempo sin ver ni saber de ese alguien; salió el tema del cumpleaños sin poder evitarlo, por lo que tocó felicitar, como si fuese algo muy bueno, un año más, más viejo. Excusaron la ausencia de noticias mutuas en todos sus que haceres diarios.

Antes de despedirse, no pudo evitar la invitación de rigor al cumpleaños, que para su desgracia, no celebraba ese día, por lo que, y sin poder poner razón, ni excusa alguna, tuvo que aceptar, lo que hacía que la cabeza, le diese mil vueltas, pensando como poder escaparse, o que ponerse ese puñetero día, o lo que es peor, que coño regalar, si hacía tanto que no se veían, sin saber que tenía o que pudiera necesitar.

Y así acabó el día, encontrándose con lo que más, en ese momento, quería evitar. ¿Fue el karma?.

lunes, 8 de julio de 2019

LA CENA

   Aquel día, aún no sé por que, mi jefe decidió invitarnos a cenar a su casa, a los más allegados a él en el curro, supongo que lo hizo porque habíamos evitado el holocausto profesional de la empresa, y al menos ese día, esa semana, o ese mes, no se iba a la mierda. La cuestión es que nos invitó, y todos los capullos de mis compañeros dijeron que si, así que no podía ser el único rancio del grupo que dijera que no, y tampoco tenía excusa que poner, ni sabía inventarmelas, joder, ojalá supiera mentir también como él lo hacía con sus superiores. Era lo único que me molaba de él, lo bien que sabía ponerles cara de satisfacción, mientras en el fondo, su cara y su sonrisa era de cabrón. 

La cena era un jodienda que no me apetecía nada, no me apetecía conocer su casa, ni estar en ella, no me importaba nada de él, en lo personal, y aquella noche me tocaba tragarmelo. No sabía ni que ponerme, y tampoco tenía con quien ir, todos los demás irían con alguien, así que me veía solo en medio de todos ellos. 

De camino a casa, al salir del curro, caí en que si podría haber alguien que tal vez me pudiera acompañar, una medio amiga de vecindario que en alguna ocasión fue a mi trabajo, y le molaba mi jefe, no sé que coño le vería, pero le molaba, y eso podría jugar en mi favor, siempre y cuando no estuviera con él todo el tiempo en la cena, ni me hiciera a mi estar con él. Lo guay es que aceptó, e incluso me dijo que mierda ponerme para el bolo ese, al menos esperaba que la cena fuese buena, aunque le veía mucha pinta de cocinillas a mi jefe. El caso es que el tiempo pasó más rápido de lo que me quería y allí, con mi medio amiga, y en medio de los soplapollas de mis compañeros que no le quitaban ojo a mi compañera de cena, me veía delante de la puerta, casi en primera fila. 

Pasamos un rato esperando a que abriesen, parecía que nadie se enterase de que estábamos llamando, hasta llegué a pensar que, o bien a mi jefe se le fue la pinza, y, con suerte, se olvidó de la cena, o que en las horas previas se pilló un moco de puta madre y estaba durmiendo la mona. Al final a uno se le ocurrió aporrear la puerta, y entonces si, abrieron. Abrió una chica, algo más joven que mi jefe, guapilla, y con pinta de haber salido de los años cincuenta, que resultó ser su hermana, o eso dijeron, a saber. 

Entramos, y nos presentamos, fingiendo interés, tomamos una cerveza enlatada, y obviamente, hablamos algo de trabajo, bueno, hablaron, yo intentaba no participar mucho, esperando que todos se emborracharan y pasaran de mi, aunque era algo pronto para eso. La cena no me sorprendió mucho, aunque tampoco soy buen comensal, hubo algo de picoteo barato, un arroz raro al que no supe poner nombre, y pollo asado prefabricado. Me costaba disimular lo raro y cutrecillo que me parecía todo aquello, tanto que mi medio compañera, me pedía y casi imploraba que disimulase un poco más, ilusionada con liarse con mi jefe, eso como postre a toda esa cosa. No puedo pasar por alto la música que pusieron de fondo, que alguna colgada de mis compañeras bailaba, y que me resultaba tan antigua como la hermana de mi jefe, casi me la podía imaginar en blanco y negro, a la música, digo, a la hermana casi también. Por suerte todo aquello pasó en unas pocas horas, y tan pronto como pude, no como quise, me fui, dejando aquel mundo de las rarezas atrás, aunque seguro que más de uno piensa que el raro soy yo, me la suda. 

Me fui tan contento de la cena.

lunes, 1 de julio de 2019

VOLVIENDO A LA OSCURIDAD

     Llevaba largo tiempo descansando, lejos de todo, lejos de los demás, en su paz eterna de la que no quería, ni necesitaba despertar, sin embargo, y en contra de su voluntad, despertó, le obligaron a despertar, volvía a la oscuridad, a la misma que por sorpresa y sin pedirlo, le obligó durante tanto tiempo a estar lejos de los demás. 

Al despertar, casi nada era igual, muchas cosas habían desparecido, se las habían quitado, y sobre todo, y lo más importante, había gente que ya no estaba, se había ido, les habían invitado forzosamente a irse, y no volverían más. Su casa, lejos siempre de ser su hogar ideal, era ahora, un lugar gris, más gris que nunca, y abandonado, dejado a su suerte en manos del tiempo, que si algo hacía, era envejecerlo y desgastarlo más y más, sin piedad. 

Por otro lado, y muy a su pesar, algunas cosas, seguían igual, el cielo de su ciudad, seguía teñido de rojo fuego en el horizonte y más allá. La gente seguía perdida en la oscuridad de la noche, y sus malos vicios, de los que siempre quiso escapar y dejar atrás, sin embargo, aquella ciudad psicótica, era como la tela de una araña, de la que, una vez que caes en ella, ya no puedes escapar, siendo absorbido y devorado por ella. Apenas había un puñado de personas en ella, que le dieran algo de luz y de paz, entre tanta oscuridad. Se sentía confundido y desesperado, sin saber muy bien que hacer, ni que pensar, solo sabía que quería correr y escapar de aquella maldita ciudad.

Aquel caos le despertó de su larga paz,  para acabar volviendo a la oscuridad.