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jueves, 25 de febrero de 2021

ANATOMÍA DE UN VAMPIRO NOVATO

Me llamo Ángel y soy vampiro, bueno... soy vampiro desde hace poco tiempo. Ser vampiro no es como en las películas, no tenemos colmillos, tenemos incisivos muy alargados nutridos por sangre que llega de las encías, asqueroso, ¿verdad?, nos quemamos pero no ardemos al sol como si esto fuera una película de Blade, sobre la inmortalidad las películas si que han acertado. Sobrevivímos al tiempo, siendo esa parte de la historia de la humanidad que ni se cuenta ni se estudia.

Para que entendáis como es un vampiro, os diré que un vampiro tiene en su sangre una bacteria que se desplaza por el torrente sanguíneo de cuerpo infectado, donde arrastra y consumen hematíes. Los glóbulos rojos que no son consumidos se reparten en los tejidos, lo que permite que nuestro cuerpo mantenga un metabolismo limitado. Tras la infección, la víctima queda en coma y no recupera una apariencia de vida hasta que el microorganismo se ha reptroducido lo bastante como para inundar sus venas y reactivar sus músculos. Según la leyenda, los vampiros poseemos una fuerza sobrehumana y somos extraordinariamente ágiles. Se nos suele representar armados con colmillos retráctiles y uñas desmesuradamente largas, falso, yo al menos me hago la pedicura. Además, somos invulnerables a la mayoría de las armas. No comemos, de hecho, somos incapaces de ingerir alimentos, lo cual me jodió bastante porque como humano, era de buen comer, solo bebemos sangre, aunque como humano prefería el vino. 

Y hablando de mí...  Nací a finales de los setenta, en Madrid y tuve una vida bastante normal. Estudié, aunque más bien poco, trabajé... pero siempre sin encontrar mi sitio en la sociedad, creo que no la comprendía, no estaba destinado a ser humano. Me convirtieron en vampiro hace unos meses y aún intento saber y entender qué y quien soy. Ser vampiro fue jodidamente doloroso y no soporto el dolor, mi umbral en este aspecto siempre ha sido sensiblemente bajo, estuve tres meses en cama, así que como veis tampoco es como en las pelis en las que  una noche estás dentro de un agujero o en un ataúd bajo tierra y te despiertas siendo un chupasangre, ¡error!, Ni te mueres, ni tardas tan poco. ¡Eso si!, beber sangre es imprescindible a la par que asqueroso. Os contaré como es el proceso de conversión a vampiro o “nacimiento Vampírico”

La primera parte de la transformación duró semanas hasta que fue completa. Las sensaciones y los síntomas que tuve fueron muy parecidos a los de la gripe, dolor muscular porque el cuerpo estaba cambiando para ser el de un vampiro, y se va haciendo más fuerte, aunque tu sensación no sea esa, además tuve fiebre bastante alta, así reaccióna el cuerpo al cambio, como rechazándo esa mutación y defendiéndose de ella, lo cual te deja echo mierda en la cama, como si te hubiese pasado por encima un autobus. Además, y por repelente que suene, tu creador te visita y te controla preiódicamente y te va absorbiendo la sangre humana y te va alimentando con la suya propia, hasta que ve como te posee por completo, hay que destacar que hasta que el cuerpo empieza a cambiar, además de fiebre alta, tienes vómitos pues ya nada de lo humano lo acepta el cuerpo, y en los pocos momentos en los que puedes dormir algo, tienes pesadillas, visiones... toda una fiesta de sensaciones horribles que no te voy a contar. No todo el mundo puede ser vampiro, hay cuerpos que no soportan tanto castigo, ni siquiera sé como lo aguantó el mío. El nacimiento vampírico lo tiene que realizar un “vampiro mayor”, lo que no implica que sea viejo, de echo hay vampiros con un aspecto muy joven y que al menos tienen decenas e incluso centenas de años. Por ley la transformación la tiene que realizar un miembro del “concilio vampírico (que data del año 1.000 a.C.)” y solo se puede realizar una vez, a no ser que tu hijo muera. Entiendase por hijo aquel miembro que ha sido convertido ha vampiro. Los vampiros no procrean ni tienen hijos como los humanos, algo en lo que tamibién me han jodido, y no es que ligase mucho ni tuviera mucho sexo, más bien poco para lo que se considera normal, pero ahora ya si que nada de nada, mi gozo en un pozo. 

En la segunda parte de la conversión, una vez que tu cuerpo vaya respondiendo al virus, empieza a dejar marchar tu humanidad para abrazar la Vampírica, esos cambios físicos duelen horriblemente, no es como la gripe pero sí como si tuvieras unas agujetas horribles el día después de haberte hecho una maratón de ejercicios. Los huesos empiezan a hacerse más sólidos, los tendones y músculos se hacen más duros y flexibles, la cabeza te duele por las modificaciones cerebrales que se están realizando, la fiebre, que persiste, es altísima, es como arder de dentro hacia afuera. 

La última es la más complicada, contener tu instinto animal y aprender a alimentarse, aceptar tu nueva condición y que la sangre es tu sustento, por lo que has de cogerle gusto. Un vampiro no necesita matar a un humano para alimentarse, tras “la caza” de hace siglos, el Concilio ordeno toda prohibición de matar humanos bajo pena de “muerte infinita”. Necesitamos la mitad de la sangre de un cuerpo humano para sobrevivir, unos tres litros, aunque me he quedado tan delgado que dudo de que este cuerpo tenga tanta sangre. Este aprendizaje nos llevara unos meses, eso me han dicho. A mi se me hace tan largo que parecen años. A veces la oscuridad de la noche se me hace tan larga que me agobia y solo quiero que salga el sol para respirar y por un instante sentirme normal.

Por otro lado hoy en día el Concilio es dueño de hospitales y laboratorios, gracias a ello disponemos de sangre y no hay necesidad de echar mano de los humanos. Con ello no os quiero decir que no se haga, diría que nunca dejó de hacerse, pues hay una antigua facción en guerra con el Concilio Vampírico. Esta facción se hace llamar Rosa de Sangre.

Como véis, ser vampiro no es como se cuenta, al menos no del todo, y a veces es todo tan ridículo, o me lo parece a mi, que casi es como ver una mala comedia en la tele.

jueves, 18 de febrero de 2021

ROSA DE SANGRE

No sé cuando escuché su nombre por primera vez, ni quien me lo dijo, hace tanto de aquello y han pasado tantas cosas..., lo que si sé es que aquella primera vez, me pareció un nombre extraño, casi estupido. No tenía claro que era, me sonaba a muchas cosas. Primero pensé que era una novela, desde luego al oirla nombrar, es en lo primero que puede pensar uno, una novela empalagosa, su nombre también sonaba a hermandad, una de esas de universidad yanqui, muy fresa, pero nada que ver con todo aquello, o no. Su realidad era tan rocambolesca que si sonaba a novela de ciencia ficción, o a película, una de esas americanadas hollywodienses magnificada y de gran presupuesto con actores de renombre a los que hacer la película no les venía muy, no les hacía un favor. Su nombre, Rosa Sangrienta.

Rosa Sangrienta es una logia o secta vampírica, si, has oído bien, vampiros, aunque no creas en ellos, existen. Los vampiros no quieren alianzas secretas con gobiernos, y sí, estos gobiernos  con los que no quieren alianzas ni acuerdos, conocen su existencia desde hace siglos. Sin embargo, condenados a entenderse, hubo vampiros que al margen de la logia, si que pactaron una alianza, secreta, nacida en años de la reina Victoria e impulsada por el Imperio Británico y que en los años siguientes vio la luz para dar a conocer la existencia de los vampiros. Rosa Sangrienta, o Rosa De Sangre, como la quieras llamar, esta en contra de esta alianza y de que los vampiros vean la luz, o más bien de que la luz les de a ellos, creen en la superioridad vampírica sobre la humana y de que son la cima de la pirámide alimenticia y los humanos son el alimento de una raza superior . Rosa De Sangre nació en los años de la inquisición (1.300 d.C) para defender a los vampiros de la persecución de la Iglesia, por aquel entonces, el vampirismo estaba asociado a lo maligno, a las brujas, pócimas y profecías oscuras, Príncipes del Infierno, los llamaban. Dentro de la inquisición había un grupo llamado “Los Caballeros del Sol” que se dedicaban a darles caza y exterminarlos a como diera lugar. La caza no era nada nuevo para los vampiros, que desde su nacimiento eran perseguidos, pero en aquella época el sumo pontífice de entonces intensifico aquella guerra. Durante aquella época el Concilio Vampírico consiguió aliarse con la corona de Francia, lo que hizo recordar los tiempos pasados en los que los vampiros llegaron hacer tratos con gobernantes de la antigua Grecia y en los comienzos del Imperio Romano.

Aprovechando esta guerra muchos vampiros del viejo continente viajaron a España, donde un maestro vampiro ayudo al rey español en aquellos años ha debilitar al papa, El maestro tenía experiencia como espía en multiples ocasiones en épocas distintas. Rosa De Sangre estaba dirigida por el gran maestro Attán, apodado así por su forma de bailar en tiempos de guerra. Attán era un hombre nacido durante la Antigua Grecia que lucho contra los Persas, en una de aquellas batallas fue sometido y convertido en vampiro. Hoy en día sigue siendo el gran maestre de Rosa De Sangre y está en contra de la salida a la luz de los vampiros, el cree que son una raza superior y que han de tener verdadero respeto por su existencia, mientras los humanos se matan por pura avaricia y el egoísmo innato que les da su condición. Según Attán, los vampiros solo han matado para sobrevivir y durante siglos los diferentes clanes vampíricos han coexistido unidos por el Concilio Vampírico mientras veían a los humanos hacerse verdaderas atrocidades entre ellos, devorándose como leones, Attán quiere que los vampiros ocupen el mundo porque son una especie más desarrollada física e intelectualmente que la humana. Aunque no siempre fue de este pensamiento, pues guerras atrás abogaba por la coexistencia pacífica de las dos especies.

Viejos maestros vampiros, creían que este cambio se debía al asesinato de su esposa, también vampira, por parte de otros de su especie, que actuaban al margen de la logia, y como en toda historia de amor, este puede ser bueno y malo, grandes actos de traición, de asesinato, represión... se han hecho por amor y el amor puede volver locos incluso a los vampiros. Aún hoy, en plena era digital donde los teléfonos móviles son más que teléfonos y lo pueden grabar todo y a todos, sigue esa guerra entre Rosa De Sangre y los que actúan al margen de esta, por ver la luz o no. Los que abogan por la luz, se cuelan entre nosotros, se infiltran en nuestra sociedad, de lo más bajo a lo más alto, caminan entre nosotros, a nuestro lado sin que nos demos cuenta de su condición sobrehumana, sin que apreciemos ese olor que les hace diferentes. Al otro lado, en la oscuridad, están los otros, los que se mueven de noche, en las sombras, casi sin hacer ruido, dándonos caza en silencio, como leones cazando gacelas, aferrándose a nuestros cuellos hasta beberse nuestra última gota de vida. Se hacen llamar Rosa De Sangre.

jueves, 11 de febrero de 2021

LARGA NOCHE EN PARÍS

Estaba yo en Paris, invitado por la Sorbona a dar una master class de literatura, o más bien de como escribir un libro como el que había escrito recientemente y que con el gran éxito que me había reportado, me había llevado a tan exclusivo lugar. 

En una lluviosa noche de las que pasé en la ciudad del amor.., gozaba yo de la satisfacción de una copa de cognac, en compañía de un amigo que conocí en aquel viaje, y a quien apodé Lupin porque, con su cara de no haber roto un plato, el tipo era un astuto trilero que podría venderle hielo a un esquimal, mientras te la metía doblada por otro lado, y no podía evitar acordarme del célebre personaje literario creado por Maurice Leblanc. Estambamos sentados en un acogedor y bohemio local, de luz suave, era el típico lugar que uno se puede imaginar al penar en el París más clásico; dicho local estaba en el 33 de la rue Gounod, en Saint-Germain. Durante casi una hora habíamos estado en silencio, disfrutando del calor del lugar, de ver a la gente pasar, de verla conversar o coquetear entre copa y copa; para quien nos viese, sería raro vernos así, sin decirnos nada, observando a nuestro alrededor como mirones; afortnadamente eramos practicamente invisibles a los ojos de los demás, y nadie, salvo los camareros, parecían advertir nuestra presencia. 

Lupin, si así me permitís que le siga llamando, rompió el silencio, al preguntarme la master class, y más concretamente por Marie Cécil, mi traductora en aquellos días, y que me libraba de quedar como un patán con mi horrible y casi nulo conocimiento del francés. Lupin, de quien no he dicho que se defendía mejor en español, mejor que yo en su idioma, había advertido mi atracción por Marie. 

Marie era rubia, de rasgos suaves y dulces; de voz y gestos firmes a quien no parecía intimidarle nada en la vida. Es cierto que no pude evitar fijarame en ella, aunque intentase negarlo, me era imposible, aunque sabía que ahí no podría haber nada, al menos nada duradero, pues mi estancia en París sería corta y pronto volvería a Madrid, a mi rutina mientras recordaría la ciudad, la Sorbona y a sus muchachos preguntando en francés al tiempo que yo ponía cara de "¿que coño está diciendo?"; y por supuesto pensaría en Marie, en su trato conmigo y de cuantas veces me habría hecho de parapeto con el idioma. Y si, por supuesto que pensaría en ella como mujer, en su cara, en sus ojos brillantes cuando me miraba, en sus labios al hablar y sonreir; y, no lo niego, en aquellas curvas que se dibujaban de cuello para abajo y que a pesar de que pretendía disimularlas con ropas holgadas, creo que podría adivinar, lo cual era ciertamente excitante.

La lluvia no parecía amainar, no quería tomarse un descanso y darnos un respiro, y como aún era relativamente pronto, decidímos tomar otra copa. Entre copa y copa Lupin me animaba a invitar salir a Marie, o al menos a un café; en París había cafeterías muy pintonas que podrían servir perfectamente para invitar a un café y lo que surja. Por un lado la idea no me parecía muy buena, me conozco y sabía que si hacía eso, me engancharía a ella y querría más de todo aquello, y volver a Madrid para no volverla a ver, sería como clavarme un punzón, por otro lado podría ser una oportunidad única de estar con ella, con lo que pudiera surgir, y no hacerlo podría ser motivo de arrepentimiento toda mi vida, o al menos durante mucho tiempo. El alcohol me envalentonaba y con él recorriendo mis venas, le dije: "-si, quizá lo haga.-". Tal vez lo hiciera en ese momento en el que me vine arriba, pero ¿pensaría igual al día siguiente?. Probablemente no, mi cobardía, miedo y timidez, un cocktail muy malo, me lo impedirían, y perdería el momento que a buen seguro aprecharía cualquier otro gañán. Decidí no pensar más en eso, ni en ella, al fin y al cabo, simplemente me gustaba, me atraía fisicamente, y no pensaba más allá. Tal vez el gañán era yo. Me entregué a la segunda copa de cognac y a aquella deliciosa y larga noche en París.

jueves, 4 de febrero de 2021

ATRAPADOS EN EL TÚNEL

Laura había cogido el último tren de la tarde para aprovechar más y mejor el día con sus amigas, a las que no veía hacía meses, el confinamiento las había impedido quedar tanto como les habría gustado y tan solo pudieron verse por videollamadas que no siempre era de muy buena calidad. Cuando por fin pudieron quedar, decidieron aprovechar el mayor tiempo posible para estar juntas y ponerse al día de todo, al día y de otras cosas también. 

Llegando a Madrid empezó a recoger sus cosas para no perder tiempo en la salida, no es que tuviese muchas ganas de llegar, más bien quería volver con sus amigas, porque el tiempo que estuvo con ellas se le pasó rápido y le supo a poco. Con los bártulos mano, cogió el móvil para llamar a su padre de que no tardaría mucho en llegar a la estación. Por suerte tenía buena cobertura y no tardó en dar señal. Dos o tres toques y al otro lado del teléfono ya escuchaba la voz de su padre. 

- Hola Laura, ¿por donde vas?, ¿estás llegando?.-

- Si papá, en unos 15 minutos estoy allí.-

En lo que respondía su padre, el tren quedó envuelto por la casi total oscuridad de un túnel poco iluminado y sombrío donde perdió cobertura y la señal se entrecortaba, a penas le entendía y lo que le oía sonaba como enlatado. Ella no quería alzar la voz en el silencio del vagón por no dar la nota, pero la tentación casi la ganaba. Escuchaba a los otros pasajeros que se movían  y se levantaban, algunos estaban en su misma situación, teléfono en mano y sin poder oír, ella no escuchaba nada, y veía poco. El tren parecía coger velocidad y no parar, no se veía  luz al final del túnel, la oscuridad se los tragaba. Al otro lado su padre que tampoco la escuchaba, la hablaba y la preguntaba...

- Hija, ¿estás ahí?, ¿Laura?. ¡No te oigo!.

La señal se cortó, no la volvió a escuchar más. Intranquilo, llegó a la estación, buscó su tren y salió al andén a esperarla. El tren no llegó, nadie tenia noticias de él, perdieron toda señal con él. Y Laura no estaba en el andén. La oscuridad se la tragó, quedando atrapados en el túnel.