Lo reconozco, no lo niego, fui débil y te engañé, te fui infiel, no pude resistirme ante esa piel preciosa de color chocolate, ante su aroma dulce y ese rico sabor que inundaron mis labios al tocarla, cada sorbo, cada roce, con su intenso calor llenándome, fue un momento de placer infinito, que saboreé lentamente y con gusto.
No es que no me guste tu piel color café, ni tu aroma intenso al estar junto a mi, ni ese sabor igual de intenso que me queda en el paladar cada vez que estamos juntos, todo lo contrario, pero esa mañana no pude resistirme, ni decir que no, no pude dejar aquella ocasión única y de la que no puedo decir que no se repetirá jamás, porque soy así, y aunque siempre estaré junto a ti, a veces, solo a veces, necesito cambiar, esto solo ha sido un paréntesis entre los dos.
Sabes, que a pesar de eso, te quiero y te deseo, sabes que siempre vuelvo a ti, pero aquella mañana no pude rechazar aquel chocolate a la taza de toda la vida, fue algo que no se da todos los días, fue especial, como un día de fiesta, pero tú, mi querida taza de café intenso de cada mañana, eres única para mi, insustituible.
Siempre estaré ahí para saborearte y llenarme de placer con gusto de tostado amargo que me das, para llenarme de tu calor, al sentirte dentro de mi, al tenerte entre mis manos.
Te pido perdón por este desliz, y te pido que me des una nueva oportunidad, porque esto tan bonito que que tenemos entre los dos, ningún chocolate lo podrá cambiar.
No es que no me guste tu piel color café, ni tu aroma intenso al estar junto a mi, ni ese sabor igual de intenso que me queda en el paladar cada vez que estamos juntos, todo lo contrario, pero esa mañana no pude resistirme, ni decir que no, no pude dejar aquella ocasión única y de la que no puedo decir que no se repetirá jamás, porque soy así, y aunque siempre estaré junto a ti, a veces, solo a veces, necesito cambiar, esto solo ha sido un paréntesis entre los dos.
Sabes, que a pesar de eso, te quiero y te deseo, sabes que siempre vuelvo a ti, pero aquella mañana no pude rechazar aquel chocolate a la taza de toda la vida, fue algo que no se da todos los días, fue especial, como un día de fiesta, pero tú, mi querida taza de café intenso de cada mañana, eres única para mi, insustituible.
Siempre estaré ahí para saborearte y llenarme de placer con gusto de tostado amargo que me das, para llenarme de tu calor, al sentirte dentro de mi, al tenerte entre mis manos.
Te pido perdón por este desliz, y te pido que me des una nueva oportunidad, porque esto tan bonito que que tenemos entre los dos, ningún chocolate lo podrá cambiar.
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