Por no ser la última en darte las buenas noches
Por no ser la primera en amanecer a tu lado cada día
Por no ser la almohada que acaricias entre tus brazos
Por no ser el colchón que sustenta tu cuerpo amoldándose a tu figura
Por no ser la sábana que recubre los deseos que tu presencia genera
Por no ser el aire que te rodea, inhalado y exhalado
que por tu interior revolotea...
¡Muero de envidia!