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jueves, 7 de mayo de 2020

MARY´S BLOOD: TRES AMIGOS Y UNA ÚLTIMA COPA

       
        Ya era tarde, se les había ido la noche sin darse cuenta entre platos copiosos y mucho alcohol. Junto a Buddy El Gordo, llamado así por su corpulencia, Mary y Jamie disfrutaban de una úlitma copa y del ambiente que tenía el club a tan altas horas de la madrugada, invadidos ya por la horda desaforada de aturdidos y emborrachados que o bien estaban allí por celebrar algo o para beber para olvidar. La gramola recién estrenada en el local emitía una música suave que les ayudaba a distenderse y prepararse para ir a trabajar de empalme tras  una noche intensa, o bien volver a casa y dormir la mona. Esa noche les visitaba una de las mejores bandas de “jazz” de Nueva York. Se corrió la voz de su visita por toda la ciudad, provocando colas de espera en la puerta durante horas, provocando sobrepasar el aforo por la gran afluencia de público. Esos minutos de tensa espera a su aparición provocaban que el whisky y la cerveza mal tirada que parecía un mal caldo corrían de mesa en mesa que embriagaba aún más a ese público que había esperado días y semanas para ver a la banda que lo petaba en las emisoras de radio.

Con muchos minutos por delante para su aparición, Mary se fue al baño a retocarse antes de ponerse en primera fila para que los miembros de la banda la vieran bien. Buddy y Jamie, apuraban sus cervezas y sus chupitos de whisky antes del concierto, el ambiente casi era de fiesta, como si se celebrase un evento nacional, como si fuera un 4 de Julio; las luces del escenario se encendían iluminando los instrumentos de la banda ya colocados para que esta saliera, ese momento tan esperado por todos durante mucho tiempo estaba a por llegar, el concierto estaba a punto de empezar y Mary no volvía, Buddy y Jamie terminaban sus copas y bromeaban sobre que estaría haciendo, Jamie decía que se habría encontrado a alguna amiga con la que se habría parado a cotorrear olvidándose del tiempo y de todo, Buddy con su humor negro y más mal pensado que su amigo, decía que habría conocido algún tipo con el que estaría tonteando, "- se habrá ido con él a darle su propio concierto -" decía, sabedor de que a Jamie le gustaba Mary y con esas bromitas le picaba. Lo cierto es que entre broma y broma empezaban a preocuparles que no volviera, por lo que decidieron acabar sus copas e ir a buscarla antes de que empezara el concierto, no querían perderse la salida al escenario de la banda. Se levantaron y se fueron al pasillo de los baños que daban a la salida de atrás del local, sorteando a la gente que empezaba a levantarse y a buscar sitio junto al escenario; llegando al pasillo, la luz se hacía algo más oscura, se cruzaban con la gente que volvía de vaciar el depósito de tanto alcohol con el que se habían llenado durante toda la noche, gente que iba tan borracha que a buen seguro no sabían con quien o que se cruzaban. No daban con Mary, y aún sabiendo que era caso perdido, preguntaban por ella a quienes se cruzaban en el camino.

Al doblar la esquina del pasillo y dejar atrás el bullicio de la sala, se encontraron en el suelo unas gotas que por la pobre luz que había, no sabían muy bien que era, Buddy bromeó con que fueran gotas de orina de algún borracho, Jamie observándolas con cierta distancia, vio que no era orina, se percató de que aquello era sangre, algo que a Buddy, que le tenía cierta aprensión a la sangre, el resultaba algo ciertamente repulsivo. Unos pasos más adelante Buddy vio algo pequeño y brillante, lo cogió con la punta de los dedos procurando no rozarse con la sangre, era un pendiente fino, no muy llamativo. Se lo dio a Jamie y este, con él en la mano se percató de que era un pendiente de Mary, su atracción por ella le llevaba a fijarse en todo lo que llevaba puesto y como le quedaba. Un sudor frío le recorría el cuerpo, si el pendiente del suelo era de Mary, la sangre también lo sería, algo le habria pasado, alguien se la habría llevado; a Buddy le había cambiado la cara, ya no bromeaba, a su querida amiga le había pasado algo, peor aún, alguien se la había llevado. Buddy y Jamie salieron al callejón que daba a la parte trasera del club, no había nadie, ni tan siquiera un coche, no se oía a penas nada salvo el ruido de algún coche que pasaba por las calles de alrededor y alguna sirena lejana de policia.

Aquella noche parecía que el misterio y el crimen de la ciudad que nunca duerme, les había tocado de cerca, y solo tenían un pendiente y la sangre de Mary.

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