Luna y estrellas, emociones nuevas que acarician la piel más suave que la miel, flores que en la oscuridad se ven de colores. Un deseo, quizás un juego en el que nos vemos, tu mano en mi mano en medio de un mundo extraño.
Nos miramos una vez, quizá dos veces y sin darnos cuenta el ocaso desaparece, fue una noche con una gran estrella, luminosa y bella, y se nos va despareciendo en el mar, y tu y yo nos quedamos donde las olas no podrán alcanzarnos en aquella orilla bajo la luz de la luna más blanca que amarilla.
Todos duermen y tal vez, solo tal vez puede ser que te sueñen, que me sueñen, mientras nos alcanza el alba que nos dice que la noche se acaba.
El tiempo se va, y con el las horas dejándonos sus dulces y suaves aromas, y llega el amor que hacemos a solas, lo hacemos una vez que dura toda la vida, sin prisa aunque la noche se termina.
Pronto todo será pasado y aún no se si realmente lo he asimilado, y aunque ya no nos cubramos de besos y de caricias, recordaré esta noche y este momento, toda la vida.
Y te echaré de menos cada vez que mire al cielo, evocando aquella noche que como una foto, en mi corazón ya queda para el recuerdo.
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