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domingo, 28 de enero de 2018

ORGASMOS DE PLACER Y AMOR

 
    Se besaban sus sensuales y carnosos labios, rozándose con excitante sensibliidad todo el cuerpo mordiendo con suavidad y pasión, pasando la punta de sus juguetonas lenguas, humedeciéndose con gran placer y excitación cada palmo y cada centímetro de su piel, cada pliegue de sus cuerpos, apurando con placer cada rincón. 

Deseos provocados y excitados hasta llegar al orgasmo más celestial, sintiendo entrelazados sus cuerpos entre sus brazos, apretados sus pechos, cosquilleando con sus pezones erectos y duros, excitándose en maravilloso roce de sus deliciosas areolas que embellecían esos senos firmes y llenos de calor y ansiedad, de deseo y placer al rozar sus sexos calientes, húmedos y erectos.

Juegos de lenguas en su manantial emanando y aflorando sus deliciosos jugos de lo más profundo de su ser, donde el amor llega hasta el más maravilloso y ardiente climax de placer y gemidos feroces de sexo y amor, latidos y temblores de excitación haciendo arquear sus cuerpos. Oleadas de orgasmo celestial donde sus cuerpos llegan al éxtasis.

Cuerpos desnudos y húmedos de sudor, incapaces de controlar las oleadas de pasión y orgasmos continuados que hacen perder los sentidos, fluidos entremezclados en un éxtasis de placer hasta no poder más.

miércoles, 24 de enero de 2018

TU OTRO YO

   
   Una máscara, maquillaje, una peluca, un disfraz..., todo vale para ocultarte, para ser otra persona por un día, unas horas o un momento. Para jugar a ser invisible y esconderte de los demás, e incluso de ti. Para reír, para beber, para no llorar. 

La música suena, y bailas entre luces por aquí y por allá, te olvidas de quien eres e incluso de lo que eres y de lo que ya no quieres ser. Eliges el personaje que más te gusta, el que quieres ser, el que quieres vivir, el que quieres que vean los demás. 

No piensas en que pasará cuando todo termine, no lo quieres pensar, aunque sabes que todo acabará, sabes que volverás a tu realidad. Y ese momento llega, el baile llega a su final, la música se calla, el maquillaje se borra y las luces se apagan. Y entonces, ¿dónde está el personaje?, dónde está su sonrisa?. 

La fiesta no acaba hasta que sale el sol, pero el sol sale, y en ese instante tendrás que mirarte al espejo de la luz del día otra vez, tendrás que ver lo que hay debajo de la máscara, y sobre todo tendrán que verlo los demás. 

Y te preguntas si podrás soportarlo, si podrás ver y dejar ver lo que hay tras esa máscara que usaste en el baile y aguantar lo que hay. ¿Querrás verte tal y como eres?, y sobre todo, ¿dejarás que te vean?. 

La respuesta no es fácil, no hay respuesta fácil, pero lo mejor es que esa respuesta sea sincera. Porque tú y solo tú vas a estar contigo el resto de tus días y de tu vida.

martes, 23 de enero de 2018

ATRACCIÓN

       
     ¿Cómo entender esa enorme atracción entre dos sabiendo tan poco el uno del otro?, ¿por qué esa influencia estando tan lejos el uno del otro?, ¿por qué pensarse tanto mutuamente conociéndose tan poco?. 

Tal vez, y solo tal vez, sea porque se buscan cuando están tristes y en la lejanía, salvando la distancia, se ven y se siente. 

Porque se miran y se muestran su mejor cara, porque aún cuando apenas se hablan, se transmiten consuelo, porque se imaginan verse de lejos. 

Y desean volar y perderse en la luz del otro, y tocarse y acariciarse con la punta de los dedos, bañarse y perderse en su tranquilidad, conociendo su lado oscuro y recorrer el universo juntos... 

Desean conocer sus secretos, ver lo que el otro ve en cada momento, agitar el mar juntos, oír y escuchar los latidos que se provocan bailando con las estrellas, caminando por los colores de la aurora boreal, siempre juntos sin importar si delante o detrás, si a un lado o al otro, volviendo al principio para no viajar en soledad.

lunes, 22 de enero de 2018

HOY

  
   Sientes que algo va mal, escuchas y aceptas, aguantas los golpes y los dolores y en ese camino puede que hasta te enamores, y ríes aunque quieras llorar. 

Perdonas, reconstruyes el equilibrio para poder seguir, y despiertas cada mañana con alguien que te ama y que por ti corre aunque no pueda ni caminar. 

Hoy no te sientes fuerte, hoy no te sabes o no te puedes defender, pero son días en los que alguien no cura tu cuerpo, pero si tu alma y hasta en la noche tu amor cura abrazando tu vida, iluminando cualquier lugar que pisas pudiendo cantar hasta sanar. 

Abriga tus ilusiones y hace suyas tus más secretas pasiones, para luego amarte más y más, sintiendo que te ama, sintiendo que está junto a ti cuando apagas la luz aún cuando hoy no te sientes fuerte, y ni tienes como defenderte, pero cura tu alma, te abraza a ti, abraza tu vida.

jueves, 11 de enero de 2018

LA CHICA DEL CAFÉ

   
    
Fuente de la imágen: Pixabay
  Cada tarde se sentaba en la misma mesa de la terraza de aquél café, cada tarde iba a la misma hora y pedía lo mismo, un café bombón, aunque no se sabe si lo pedía o lo de bombón se lo llamaba a ella, a la misma camarera de siempre, iba solo por verla. Esperaba a que pasara cerca para pedírselo a ella, para estar cerca oler su perfume y oír su voz, y si fuera posible rozar su mano y robarle su tacto. 

Desde que la vio no dejó de pensar en ella, y cuanto más la pensaba, más la necesitaba y más la deseaba. Se sentaba en el centro de la puerta solo para verla a ella, para verla en todo momento, hayá por donde fuese la seguía con la mirada, y aunque leía para disimular, la camarera que también se fijo en ella, sabía que no le quitaba ojo, ambas no se lo quitaban. Al principio le pareció que estaba un poco loca, pero con el paso de las tardes, las miradas, las sonrisas y los roces que sutilmente se daban y no rehuían, esa locura le fue gustando más y más hasta contagiarla. Llegaron a entablar pequeñas conversaciones y hasta se llegaron a tutear, entre ellas nacía una amistad y sin buscarlo, algo más. 

Las insinuaciones entre ellas eran cada vez mayores y mas descaradas, apenas se molestaban en disimular, sin hablar de todo se decían y hasta con la ropa se buscaban. De ir a aquel café con ropa informal, pasó a ir con vestidos y faldas enseñando pierna y marcando las bragas que en alguna ocasión ni llevaba, y eso la camarera lo notaba, y pensando en lo que aquellos vestidos y faldas ocultaban se excitaba y deseaba. Ella, la camarera, por su parte, desabrochaba algún botón de la camisa del uniforme del café dejando ver con disimulo y sin descaro parte de su firme y notable pecho puntiagudo, acto que su cliente favorita acompañaba con otro botón, o un par desabrochados, haciendo que la excitación de ambas fuera a la par.

Una de esas tarde de insinuaciones, tonteo y un cada vez más ardiente deseo, al pagar su café, añadió a la cuenta una nota escrita a mano en la que le decía que la esperaba en un parque cercano al acabar el turno, y ella fue, fue en medio de una tormenta de pensamientos que iban y venían, una tormenta de nervios, deseo y excitación. Llegó y la vió sentada en un banco, mirando a un lado y a otro, dándose cuenta de que ella estaba igual. Al llegar, se levantó, se sonrieron y se dieron la mano, tiró de ella y se la llevó corriendo hasta atravesar el parque y llegar a su casa, donde no aguantó más las ganas y acariciando sus mejillas suavemente, la besó. Fue un beso suave y a la vez intenso, prolongado, sin despegar los labios.

Se desnudaron en el salón, poco a poco entre caricias y besos, besos en los labios, en la cara y en el cuello, se buscaban el cuerpo la una a la otra con irresistible deseo, compartiendo calor. Y se tumbaron, se tumbaron en su alfombra mullida y algo fría por el suelo, y pegaron sus cuerpos calientes y desnudos, piel con piel, fundidas las dos.

Se buscaron la piel, y el oido con palabras que solo ellas se podían escuchar en una expresión de deseo lujurioso; sus pechos llenando sus manos y sus pezones erectos en contacto con la lengua provocando excitación y gemidos que pedían más, recorriéndo sus cuerpos, recorriéndo cada centimetro de piel, abriendo su ardiente flor, deseosas de saborear su dulce miel. 

Cuerpos contorneándose entre besos y lamidos, jadeos y gemidos, manos y dedos explorando y metidos hasta Dios sabe donde, corazónes desbocados de cuerpos sudoros y calientes, entrepiernas húmedas, muy húmedas y latentes. Lenguas explorando la profundidad de su flor, hasta terminar en un beso de sexo, agitación y agotación.

miércoles, 10 de enero de 2018

ELLA

     
     Era casi media tarde cuando por sorpresa se encontró con ella, llegaba caminando, llevando su vieja bicicleta, viendo que tenía las manos ocupadas, se ofreció caballerosamente a abrir, ella entre la desconfianza y la vergüenza rehusaba la ayuda pero ante tal caballerosidad de las que ya quedan pocas y que el sonrojo ante tal situación era evidente, finalmente accedió. Él sujetó la puerta mientras ella entraba con su bicicleta, rozando su cuerpo con el de él. 

Al llegar a la puerta, se le cayeron las llaves e intentó cogerlas a pesar y al hacerlo no pudo evitar fijarse en las curvas que daban forma a la falda y como se le marcaban sus diminutas bragas, por lo que no pudo evitar cierto calor que intentó disimular desviando la mirada. Abrió la puerta y entró detrás de ella si poder evitar mirar nuevamente a aquellas curvas, ni cierto nerviosismo al hacerlo. Ya dentro, ella le agradeció la ayuda y le dio conversación, lo que por un instante hizo que se relajase. 

Relajados los dos, ella preguntándole si él era casado, le sorprendió y él sin pensarlo le respondió que no, y en ese instante, para más sorpresa aún, ella prenguntó si le gustaría que hicieran el amor, respondiendo él que si casi de inmediato. Ella le ofreció sentarse mientras iba a por un par de copas de vino con las que entrar en calor, al volver, le dio la suya dejando ver su escote, provocando en él nervios otra vez, acompañados de calor y excitación que se hacía notar en su pantalón. 

Ella se sentó subiéndose sutilmente la falda y tomó su mano para que le acompañara en aquel mullido sofá que bien parecía un gigantesco gato lanudo. Sentados,  ella colocó la mano de él sobre sus piernas descubiertas por la falda, haciendo que su excitación no pudiera pasar inadvertida bajo el pantalón, a la vez que a ella, mordiéndose suavemente el labio, le entraba un suave y ardiente calor. 

Se besaron, cada vez con más intensidad hasta convertirlo en un beso apasionado, tomando cada uno el sexo del otro sin prisa pero con pasión, excitándose cada vez más y más. Ella sin contener su ardiente deseo, gimió y desabrochó su pantalón dejando salir su pene cada vez más caliente y erecto, lo acariciaba arriba y abajo calentándolo más y más hasta atraparlo entre sus labios sin que él apenas pudiera pensar y lo pudiera creer. 

Se levantaron y desnudaron casi arrancándose la ropa, se besaron en desenfrenada pasión recorriéndose el cuerpo el uno del otro. 

Ella se abrió de piernas para que él saboreara el néctar de su dulce y jugosa flor, la que lamió quemándola y excitándola hasta gemir, al tiempo que tomaba sus abundantes pechos entre sus manos, notando la dureza de sus pezones erectos y el latido de su corazón desbocado al tiempo que se corría de placer en su boca dejándole el calor y el sabor de su miel. En aquél instante el cerró su boca sobre su flor, apretando sus labios llenándola de placer y ardiente excitación, para luego ella ponerse sobre él y dejar que la penetrase intensamente en suave vaivén sobre él, bailando sus calientes pechos sobre sus labios al tiempo que los besaba y lamía, al tiempo que ella cerraba su vagina sobre su pene gordo y duro para no dejarlo salir. 

Gemidos y jadeos precedieron a climax de una sublime excitación en la que al tiempo se corrieron los dos, para quedarse el uno sobre el otro en agitada respiración e intenso calor.

lunes, 8 de enero de 2018

LUNA DE NOVIEMBRE

        La luna de Noviembre no es una mujer ni una rosa, más si lo fuere, sería entre las mujeres y las rosas, de todas ellas la más hermosa, y como tal, es una hembra cariñosa y celosa, y en tus noches como pájaro se posa, es la más temperamental, y la más pasional, tanto que si quiere, te llega a enamorar, es la más dulce y la más graciosa. 

La luna de Noviembre es una mujer fuerte y de carácter pero dulce y fiel como una cucharada de miel, es la que enamora a dioses y a hombres por igual, haciéndote suyo por siempre jamás.

Nace de la caída del sol, creciendo en tu corazón, llenando de estrellas, cada cual más bella, tu cielo y tu razón. Tu camino ilumina con su luz suave y sibilina, atrapándote y hechizándote. 

La luna de Noviembre es mágica y enigmática, es un imán que los hombres de corazón puro no pueden rechazar y hasta de ella, como de la mujer más bella se llegan a enamorar. 

Es la rosa con el más dulces de los aromas que en sus noches de melodía, con sus encantos al descubierto, como sus pechos de mujer, llenos suaves y carnosos fueran, te lleguen a atrapar. 

La luna de Noviembre, esa que precede a la de Diciembre y a la Navidad, es esa de la que no podrás ni querrás escapar, es esa luna que te llega a embelesar y con su luz y su color te llega a conquistar como si de la mejor de las mujeres te pudieras enamorar y hasta el más bello poema de enamorado de su cielo negro azulado le pudieras dedicar.

domingo, 7 de enero de 2018

MAS QUE UN BESO

  
     Mi querido y fiel diario, abro tus páginas para decirte a ti y solo a ti, como fue ese momento que he de confesar tanto ansiaba, aunque francamente no pensaba que tan pronto podía llegar. Te lo cuento a ti porque se que el secreto me guardarás, se que a nadie se lo contarás.

Estábamos solo nosotros dos, cruzando palabras en voz baja, sonrisas nerviosas y miradas inquietas en compañía de la noche y sus estrellas que mas que ninguna otra noche, nos iluminaban, y la luna era nuestro testigo para quien no nos quiera creer.

Entrelazados de las manos, sin dejar de mirarnos y con todas las ganas del mundo de besarnos en medio de aquél silencio solo roto por el palpitar de nuestros corazones acelerados, nuestras sonrisas casi pegadas sin apartar la mirada el uno del otro, tocándonos con las puntas de los pies, buscándonos la piel. Su boca y la mía buscándose, encontrándose y sin separarse, en medio de caricias que se llenan de calor y piel. Manos que cubren su rostro y el mío, mi piel y su piel mientras se acelera la respiración, tiembla el pulso y las piernas también.

Mis dedos dibujan mariposas que erizan su piel, bajan por su pecho cálido y suave y llenándose de él, contemplando su cálida desnudez, explorados por mi boca hasta encontrar su flor rezumando miel, con mis dedos medio torpes e inquietos paseando y dibujando como si fueran pincel, en sus pétalos ardientes y latentes, llenando mi lengua de su dulce nectar que más la calienta. Mordiscos suyos y míos entre jadeos y gemidos que fluyen como de entre sus piernas el río.

Pálpitos inhalados en el recorrido de su humedad y la mía entre las ganas y la timidez. Intercambio de sonrisas y pupilas que más que las estrellas brillan, manos en la cintura que baila al ritmo de la penetración ardiente de pasión, mis labios que susurran a su cuello cuanto la deseo, deseo tierno y lleno de movimiento lento. Y besos, más besos al compás en el que no la dejo de penetrar, al tiempo que no me deja de tocar y acariciar y en la que me pide más y más sin dejar de gemir y jadear excitándonos cada vez más.

Me dejo llevar, me pierdo y me entrego a su juego cuando ella baja por mi ombligo haciéndome perder los sentidos en el silencio de un os gemidos hasta ahora para mi desconocidos, llegando sus labios hasta dondee quemo a fuego lento, dejando que juegue con su lengua, llevándolo bien adentro. Sonríe y amaga con volver hacerlo, a la vez que de él sale un rocío nada frío.

Buscan sus labios como bailar con mi sexo, acariciándolo lento y en silencio.

Respiración y voracidad sin prisa pero sin parar, queriendo más y más, estremecidos de pasión rozando la perfección cuando sus pechos bailan al ritmo ansioso de mi locura dentro de su caliente flor.

Así fue, querido diario, aquél beso, que más que un beso.