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domingo, 25 de marzo de 2018

DULCE DESPEDIDA CON SABOR AMARGO

   Me duele mucho saber que algún día, egoístamente espero que aún lejano, te irás, y aunque entiendo que lo hagas y creo que es lo mejor, me duele mucho saber que te irás, que estarás tan lejos dejando un enorme hueco que difícilmente nadie llenará. 

Se que estarás mejor que donde ahora estás, y estarás con los tuyos, en tus raíces, que es, probablemente, donde uno debe o donde mejor está, pero no puedo evitar sentir mucha pena por tu futura marcha, dejarás un gran vacío dentro de este corazón, que sin saber como ocurrió, tanto te quiere, y te quiere mucho, quizá demasiado, quizá de una manera en la que no debería, porque querer tanto y de esta manera duele mucho, sabiendo que algún día, alguna vez estarás tan lejos de mi. 

No se que me has hecho o que demonios ha pasado para llegar a quererte así, supongo que es cierto que el roce hace el cariño; y aunque nosotros no hemos tenido tanto roce, ni durante un tiempo tanto cariño aún llevándonos siempre bien, y me arrepiento de no haberte dado más de mi antes, así ahora lo llego a sentir. 

Si del amor al odio hay un paso, o eso dicen, creo poder afirmar que del cariño al amor también. Sentimientos que si hace un año ni sentía ni se me pasaban por la cabeza, hoy me inundan y me duelen el alma sabiendo cual será final, y se que no será un adiós definitivo, se que aún estando tan lejos, las redes nos unirán, pero no será igual, no será igual que poder verte, abrazarte, reírnos cara a cara. 

Mi corazón y mi mente, en uno de los pocos momentos en que ambos se pueden poner de acuerdo, saben que esto es lo mejor para ti, pero a la vez no pueden evitar esta enorme tristeza que de lágrimas me inundan, pero que desean que seas feliz, que desean que hay donde irás recuperes tu alegría y tu tranquilidad que aquí, tan lejos de donde tal vez no debiste salir, te han llegado a robar. 

Quizá esté siendo demasiado sincero, pero sabiendo que nuestro tiempo se acaba, prefiero pecar de serlo; quiero, si mi maldita timidez y prudencia no me lo impiden, aprovechar este tiempo que aún espero sea largo para decirte te quiero, para demostrártelo como aún no he podido y sin embargo te mereces mientras maldigo el tiempo perdido y el tiempo que el destino me robará y de ti me separará, llevándose consigo ese abrazo y ese beso que no se si me deje ni me atreva a dar.

Ahora, dicho todo esto y habiendo descargado parte de mis emociones en estas líneas que posiblemente sean de las más sinceras que haya escrito nunca, solo me queda desearte y procurarte que el tiempo que te quede aquí y allá donde vayas seas feliz y pueda muchas veces verte reír, porque se te quiere y mucho.

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