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domingo, 31 de diciembre de 2017

EL ÚLTIMO TREN

    
    El tren está apunto de partir, de irse y no volver, y ahí estoy yo, en el andén para despedirle y decirle adiós, adiós para siempre, esperando que no vuelva más y deseando que con él te lleve a ti, a tus engaños y tus mentiras, a tus manipulaciones y ese ego que destilas como whisky rancio y barato. 

Espero que te lleve bien lejos, tan lejos como hoy estás de mi, tan lejos donde tu sombra no me alcance ni el viento me traiga tus malos aires, deseo que este último tren se lleve todo lo malo con él, porque detrás llega otro tren, con un cielo despejado, abierto y soleado, un tren que trae consigo nubes con las que no sentirme engañado y defraudado. 

Ahora que este tren está por marchar, quiero verte ir como pluma que se lleva el viento, pero antes de salir has de saber que nada malo te deseo a ti, porque todo el mal que puedas enredar a los demás, a ti tarde o temprano, de una u otra manera volverá, porque en esta vida cosechamos lo que sembramos y con esa semilla nos quedamos, porque esa semilla aunque en otra tierra querramos plantar, realmente es nuestra y de nadie más, y al final se quiera o no la tenemos que pagar. 

Ahora que este tren está a punto de arrancar, me deseo ese buen año me merezco ya aunque tu boca no me lo vaya a contar, ahora antes de marchar, solo quiero que sepas que te digo adiós sin dejar huella alguna en mi corazón, porque pensar tu nombre ya no envenena mis sueños, sueños que son para vientos  y aires nuevos.

martes, 19 de diciembre de 2017

INCERTIDUMBRES INDEFINIDAS

    Es de día y apenas amanece, está nevando dejando tras de mi un manto suave y blanco en la misma dirección en la que voy caminando y me envuelve una música que no se si es mía ni para mi, pero que me la quedo para ti, para hacerla tuya y solo tuya. 

Y guardo silencio para oírla y sentirla, para dejarme llevar por ella sin gritar palabra que enturbie este momento de magia en un abracadabra. 

¿Por qué?, no lo se, pero no me arriesgo a que nada ni nadie, ni siquiera de pensamiento incierto, la pueda tocar y romper y con ello en mi cara, hacerla desaparecer. 

¿Por qué lo pienso?, porque lo siento muy adentro, como si yo mismo fuera ese mismo ser que en cualquier momento se puede desvanecer. 

Sentir lo que siento da miedo y por ello lo pienso, y en esos mismos pensamientos me pierdo en el tiempo.

jueves, 14 de diciembre de 2017

MORENA

      Buscando entre las cosas  revueltas de su recién fallecido padre, en aquél piso ahora abandonado y que más que parecer el de un cincuentón separado como era él, más bien parecía el de un veinteañero, soltero y de beca Erasmus que se hacía espagueti para comer, merendar y cenar, encontró en un cajón medio comido por el polvo, un diario de apariencia casi nueva del que no tenía ni la menor idea de su existencia. 

Era un diario de tapa descolorida por el tiempo y de aspecto entre rugoso y medio cuarteado, grueso y frío entre sus manos. Lo abrió esperando no encontrar nada en él, al menos nada escrito; si que esperaba encontrar esas cosas que se guardan entre hojas, notas, fotos o cosas así, pero sorprendentemente si estaba escrito. 

En él halló lo que en principio parecía ser una especie de relato, ¿sería que su padre empezaba a escribir un libro?. Se sorprendió mucho, ya que su padre no era de libros, ni de leer, ni de mucho menos escribir, además de ser una persona que normalmente no acababa lo que empezaba, algo que probablemente también habría ocurrido con el diario. 

Se sentó en la cama que su padre había dejado perfectamente hecha, y comenzó a leer con interés y sobre todo curiosidad aquél relato que había titulado Morena. 

Morena, decía ser una muchacha joven, de tez casi pálida y cuerpo perfecto, de prominente pecho y redondo culo que destacaban bajo su ropa ajustada. La conoció en una fiesta que organizaba una pareja amiga de ambos que pretendía presumir de casa, en la que se habían cruzado y mirado varias veces, casi sin hablarse y en las que apenas se habían saludado, pero en las que no se fueron indiferentes. 

Él salió al jardín a tomar el aire y liberarse de la carga del calor acumulado por el gentío, sus voces  y la hipocresía de algunos que solo fueron a gorronear a la pareja de pedantes que se pavoneaban y jactaban de todo lo que hacían y tenían. 

Ella, salió detrás a unos metros de él, se quedó a su lado con su vestido escotado y ajustado que hacía volar la imaginación de cualquiera, le dio una última calada a su cigarrillo y sin echar el humo, acercó sus labios a los de él, y casi besándole, se lo echó en la boca, haciendo arder su deseo de besarla. Y la besó.

La besó suave pero intensamente, como si se le escapara el tiempo de entre los labios y no lo quisiera dejar ir. Y ella, lejos de rechazar aquellos labios que sabían a whisky y su a su tabaco, le respondió con la misma intensidad y pasión, provocando el encuentro de su lengua con la de él. Ella le tomó de la mano y ambos se alejaron de la casa, dejando atrás a todos sus amigos, propios y extraños, borrachos e ignorantes de aquél encuentro. 

Y se entregaron el uno al otro, casi arrancándose la ropa para devorarse mutuamente sus sexos erecto el de él y húmedo, muy húmedo el de ella, masturbándose mutuamente, entre calor, gemidos y pasión. 

La penetró tanto que a ella se le escapó un gemido que bien pudiera haber oído cualquiera que merodeara por ahí, aunque ni cuenta se dio, absolutamente entregada en aquél baile sexual que mantenían los dos incesantemente, entre contoneos y caricias mutuas, buscando más el uno del otro llegando al éxtasis delirante, antes de quedarse lo dos tumbados y jadeantes en la hierba fresca sin decir palabra.

Cerró el diario secamente, entre el estupor y la excitación a la que le había llevado su imaginación en aquellas lineas de un episodio de su progenitor que nunca habría alcanzado a suponer en él. Se quedó sentado en la cama de aquél piso perdido en medio de la ciudad, con el diario a su lado, ajeno a todo lo que le rodeaba, pensando y dándole vueltas a todo,sin saber que hacer ni como actuar.

viernes, 8 de diciembre de 2017

LLUEVE

    Cae agua sobre la ciudad en la que nunca llueve ni cae nieve. 

Prisas y estrés a la hora del trabajo y el café, contaminación que nos hace caminar bajo una nube de polución que va en todas sus tonalidades del gris al marrón. 

Gente que a la carrera se guarda y resguarda bajo la lluvia que no amaina y les deja encerrados para no quedar hasta los huesos calados. 

Pies del derecho y del revés que a buen ritmo no dejan de andar sobre calles que se mojan sin parar, sin paraguas y solo bajo sus abrigos sin importar cuanto se puedan mojar hasta empapar. 

Dejan lágrimas en esas huellas que quedan en el camino esperando que pronto bajo otros pies hayan desaparecido. 

Miradas extrañas en caras de las que ni se percatan pero que sonrisas para dentro sacan, esperando que alguien les pregunten si bajo la música de la lluvia, bailan.