En la profundidad de los sueños, en lo más profundo y oscuro de todos ellos quiere estar y de ahí no volver en mucho tiempo, o tal vez jamás. Quiere soñar, soñar tan alto y fuerte que cueste despertar. Quiere llegar a otros mundos profundos, lejanos, y llenos de magia, esa magia aquí perdida y olvidada. Quiere llegar al país de nunca jamás sin pensar en cuanto tenga andar, correr o volar como si fuese el mismísimo Peter Pan.
Sabe que al final del sueño en el que se siente feliz y risueño, despertará y ahí estará el amanecer de una aventura que no olvidará, y mil veces recreará, y seguro que noche tras noche revivirá.
No sabe si se encontrará con campanilla o con alguna brujilla, o con el capitán Garfio o algún ser zafio; pero si sabe que nadando, andando o volando cualquier frontera cruzará.
Será un sueño sin fin; sueño sin dueño ni aquí ni allí. Un sueño profundo de otro mundo, un sueño de otro universo infinito, más largo que una semana de lunes a domingo.
Quiere soñar y volar en un sueño profundo del que nunca tuviera que despertar, aunque tenga que regresar. Quiere ir más allá de la luna y las estrellas, más allá de los límites del cielo y el universo.
Quiere ser el dueño de la profundidad de los sueños.
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