El tiempo en sus manos, ese eras su sueño, poder dominar el tiempo, hacer con él cuanto quisiera, soñaba con adelantarlo o atrasarlo a voluntad, cada vez que le diera la gana.
Podría ir hacia al futuro y al pasada cuanto quisiese, podría cambiar esas cagadas del pasado que todos tenemos, borraría casi de un plumazo todas esas cosas que hizo o simplemente le salieron mal, todo aquello que en su día no quiso pero tuvo que hacer, regresaría una y otra vez.
Reviviría todos los buenos momentos que vivió, e incluso serían mejores, el primer beso, el primer amor, aquél concierto al que fue a escondidas, su primera borrachera, o la última tal vez, o simplemente esa cervecita fresquita que entraba tan bien.
Deseaba conocer el futuro, quería saber, saber que le pasaría esa semana, y a la siguiente también, o lo que ocurriría en un año o no yendo tan lejos, en un mes. Así se mentalizaría, e incluso se anticiparía a él. Sería como Marti McFly viviendo su propio Regreso Al Futuro, controlaría el tiempo a placer.
Poder, a eso se reducía todo, a tener poder, el poder de manejar el tiempo como un títere maneja a su marioneta, moviendo las agujas del reloj, adelante y atrás. Saldría el sol, y se pondría la luna cuando le diese la gana, sin que nadie le dijera cuando tener que acostarse o levantarse, dominaría el día y la noche, jugando con ellos como un niño que juega con su pelota.
Tendría el tiempo en sus manos.
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