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lunes, 7 de febrero de 2022

A media noche de ti

Estoy a solo media noche de ti, a media noche de verte, de oler tu perfume de azahar que me invade y me llena de ti. Estoy a media noche de escuchar tu voz, tu risa, de ver como me miras con disimulo ocultando tus ojos en la oscuridad de la noche, estoy a media noche de ver dibujada tu sonrisa bajo el rojo intenso de tu pinta labios. Solo unas horas nos separan, una cena con la familia o con los amigos, unos comentarios vagos sobre el día, el trabajo, los niños, y unos cuantos kilometros en coche que se me harán eternos hasta que te pueda ver.

Estoy a media noche de ti, media noche con muchos pensamientos entre tú y yo, distracción disimulada entre copas y unas tapas refritas que me repelen como polos opuestos. Estoy a media noche de ti, media noche entre gente que me distrae de tus pensamientos, o al menos eso intento. Porque son más las ganas de estar contigo que con ellos. Estoy a media noche de terminar de darle vueltas a la cabeza pensando en ti, de imaginarte como irás esta noche, de saber si pasarás por delante de mi sin verme, ignorándome como si fuera un rincón de la pared en el que nadie se apoya. Da igual, yo estaré ahí, mirándote, siguiéndote con la mirada hasta perderte de vista o hasta que algún invitado a la velada desvíe mi atención de ti y por educación y decoro no me quede más remedio que atenderle y sonreírle como si me agradase su interrupción. Llevaré conmigo la invitación que a tu nombre me llegó para asistir a la inauguración de tu galería de arte, por si en un descuido o error se te ocurriese apreciar que yo, además del jugoso donativo que tu invitación anda buscando de mi, estoy ahí, en el mismo espacio y tiempo en el que estás tú, y quizá (maybe) te animes a tan siquiera saludarme y darme las gracias por asistir. Tal vez me preguntes si estoy bien y/o si necesito algo, y de paso que me parece tu obra, a la que ahora confieso que haré menos caso que a tí, aunque todo lo que tenga que ver contigo sea difícil de ignorar o de que pase inadvertido. Si tienes una buena noche, y no una de esas en las que dicen que sale relucir tu mal genio o tu desgana (habladurías), tal vez me presentes a alguien, algún colega, alguna amiga, quizá un futuro contacto que nos interese a los dos, y puede que a partir de ahí nazca una buena relación interesada de trabajo o favores entre los dos, e incluso podría ser que por un capricho de la vida, todo eso termine en el principio de una bonita o buena amistad.

Ahora solo sé que estoy a media noche de ti, media noche de mirar muchas veces un reloj por el que pasan las horas muy lentamente, haciendo de la noche, un momento eterno que no termina de pasar. Intentaré mirarlo con disimulo para que no se noten las desganas de estar ahí menos que contigo, para que no se note lo tedioso del momento, aunque tenga más ganas de salir corriendo que de cualquier otra cosa, mientras no dejo de pensar que estoy a media noche de ti.

2 comentarios:

  1. No como yo, que normalmente siempre estoy a media noche de irme a dormir. La vejez.

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